SEGUNDO DOMINGO
LOS 7 DOMINGOS DE SAN JOSÉ
CON EL REZO
DE SUS DOLORES Y GOZOS
Por la señal...
Salutación al Santo Patriarca
¡Dios te salve, oh José, esposo de María, lleno de gracia!
Jesús y su Madre están contigo:
bendito tú eres entre todos los hombres
y bendito es Jesús, el Hijo de María.
San José, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
***
Puede leerse la meditación propuesta para cada uno de los domingos. Y se termina con el ejercicio de los Dolores y Gozos de san José.
SEGUNDO DOMINGO
Nacimiento de San José. Fenómeno maravilloso.
De la obra "VIDA DEL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSÉ" de d. Antonio Casimiro Magnat
¿Dónde y en qué año vino San José al mundo?
En la parte montañosa de la Galilea, que en otro tiempo habitaba la tribu de Zabulón, existe una aldea pequeña y humilde, situada sobre una colina bastante alta , conocida con el nombre de Nazaret; aquí fue donde nació San José, en el primer año del reinado de César Augusto, según varios autores, cuya opinión es bien fundad, convienen en efecto, que este Santo tenía cerca de cuarenta años cuando se casó con la divina María; además el Martirologio romano expresa que Jesús nació a los cuarenta y dos años del reinado de Augusto. Si San José, siendo de Nazaret, patria también de la Santísima Virgen, y no de Belén, como dicen algunos escritores modernos, fue, en virtud del edicto de César Augusto, a Belén, con María su esposa, para hacerse inscribir en los registros públicos, era porque los dos esposos descendían de la raza de David, y esta ilustre familia era oriunda de Belén.
¿Qué juicio formaremos del fenómeno maravilloso que apareció en el cielo el año del nacimiento de José?
Se ha dicho antes que San José nació el año del advenimiento al trono de César Augusto. Además, si hemos de creer a Plinio, Séneca y Suetonio, fue señalado este año por un fenómeno maravilloso que apareció en el cielo que estos historiadores atribuyeron a su emperador, pero que, no obstante, conviene mucho más a San José. El sol, una mañana apareció coronado de estrellas, dispuestas en forma de espigas de trigo y rodeadas de un arco iris. ¿Era efecto natural o sobrenatural? No podemos decidir respecto de tal suceso; pero lo que se puede afirmar es, en uno y otro caso, que tal fenómeno debe más bien aplicarse a San José. En efecto, si fue un suceso natural, no impide ver en él un pronóstico, porque la providencia nada hace de extraordinario sin tener superiores designios; además, es de presumir, que este signo anunciase más bien el nacimiento de José que la elevación de Augusto, pues era mayor la importancia de este nacimiento que la venida de aquel emperador. ¿Era al contrario un suceso sobrenatural? Su aplicación, entonces, lleva más certidumbre, porque San José fue efectivamente para el mundo moral como el arco iris, que anunciaba a los hombres que pronto iba a aplacarse la cólera del cielo. Su alma estaba adornada de una corona de virtudes, cuyas estrellas figuraban su fulgor. Su misión llevaba por fin, la conservación del que la Iglesia llama “el grano de los escogidos, la delicia de los reyes, el pan que nutre las almas para la vida eterna”.
¿Qué fue para el mundo el nacimiento de San José?
Según el mundo, el nacimiento de San José fue pobre y sin importancia alguna. Verdad es que era de regia estirpe, mas su raza había perdido toda su influencia y prestigio, saliendo de ella el cetro de David. José debió el ser a padres pobres que si bien eran desconocidos de los hombres, estaban llenos de virtudes, temerosos de Dios y guardando sus preceptos: ejemplo admirable para todos aquellos que han sido víctimas de los caprichos de la fortuna. Un tiempo se elevaron como los cedros del Líbano, y ahora caídos merecen apenas el aprecio de las gentes: ¡felices cuando se encuentran en ellos sumisión a la providencia, único bien que les resta y puede consolarles en su infortunio! ¡Felices aún si, siguiendo los pasos de los padres de José, no sólo tienen la sumisión, sino que añaden repitiendo como el santo Job: “Señor, todo me lo habéis dado, todo me lo habéis quitado, bendito sea vuestro santo nombre”. Esta resignación es una de las más excelentes virtudes, porque ella nos santifica y nos conduce a la gloria.
¿Qué fue, a los ojos de Dios, el nacimiento de San José?
Si el nacimiento de José, según el mundo, fue oscuro, muy alto y esclarecido fue delante de Dios. Destinado a una misión sublime, San José recibió del cielo los mayores privilegios, y toda la Trinidad Santa le honró con sus más preciosos dones. El Padre Eterno consideró con amor a este hombre que sobre la tierra debía ser imagen de su autoridad y a quien iba pronto a someter a su hijo único, este hijo en quien él tenía todas sus complacencias. El Verbo Divino contempló con ternura a este feliz mortal, que reconociendo “el poseer un Dios tierno” le tendría una afección tan ilimitada y previsora, exponiendo él mismo su vida para librarle del furor de sus enemigos. El Espíritu Santo se complació en ver al casto protector de su esposa muy amada, de esta augusta María, tan tímida, tan joven, a la cual era menester unir por prudencia, un alma pura como la suya, y un corazón constante en medio de los peligros. Nunca nacimiento, excepto el de Jesús y María, fue más grande, ni más santo a los ojos de Dios, que el augusto y divino José.
DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ
1° DOLOR Y GOZO.
Ignorando el misterio de la encarnación, quiere José abandonar a María su
esposa embarazada: ¡qué dolor! Mas un ángel le revela que María ha concebido
por obra del Espíritu Santo: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
2° DOLOR Y GOZO.
Nace Jesús en suma pobreza: ¡qué dolor! Mas le ve adorado de los ángeles,
pastores y reyes: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
3° DOLOR Y GOZO.
Derrama Jesús sangre en su circuncisión: ¡qué dolor! Mas oye de boca del ángel
que se llamará Jesús y salvará a su pueblo: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
4° DOLOR Y GOZO.
Profetiza Simeón la Pasión de Jesús: ¡qué dolor! Pero anuncia sus frutos y su
gloria: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
5° DOLOR Y GOZO.
Huye de noche precipitadamente a Egipto por salvar a Jesús y María: ¡qué dolor!
Mas caen los ídolos de Egipto y Jesús queda libre del furor de Herodes:
¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
6° DOLOR Y GOZO
Ha de volver a Judea, donde reina Arquelao, no menos cruel que su padre Herodes: ¡qué dolor! Mas el ángel le disipa toda inquietud: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
7° DOLOR Y GOZO
Pierde tres
días a Jesús: ¡qué dolor! Mas le halla en el templo asombrando a los doctores
con la sabiduría de sus preguntas y respuestas: ¡qué gozo!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Para finalizar, añádase:
ANTÍFONA. Este es el
siervo fiel y prudente a quien el Señor constituyó sobre su familia.
V/. Ruega por nosotros, glorioso san José.
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo
Oremos: OH Dios, que en tu inefable providencia, te has dignado elegir a san
José por esposo de tu santísima Madre; te pedimos nos concedas que, venerándolo
como protector en la tierra, merezcamos tenerle como intercesor en el cielo.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Por el santo Padre, por su persona e intenciones para ganar las indulgencias concedidas a esta devoción.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.
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Ave María purísima, sin pecado concebida.
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¿En qué consiste esta devoción y que indulgencias tiene? Consiste en hacer memoria de los 7 dolores y gozos de san José, con su Padrenuestro, avemaría y gloria en cada uno de ellos, durante 7 domingos consecutivos. Puede hacerse en cualquier época del año, pero habitualmente se realiza como preparación a la fiesta del Santo del 19 de marzo, comenzando 7 domingos antes de la fiesta.
La Iglesia ha concedido Indulgencias a esta devoción:
¾ 1ª 300 días de indulgencia cada domingo, rezando durante siete domingos consecutivos en el curso del año, a elección de los fieles, los siete gozos y siete dolores de san José, y el séptimo domingo se puede ganar además una indulgencia plenaria. (Gregorio XVI, 22 de enero de 1836).
¾ 2ª Indulgencia plenaria en cada domingo, aplicable a las almas del purgatorio. Los que no saben leer o no tienen la deprecación de los siete dolores y gozos, pueden ganar esta indulgencia rezando en los siete domingos siete Padrenuestros con Avemaría y Glorias. (Pio IX, 1 de febrero y 22 de marzo de 1847).
Para ganar tan preciosas indulgencias, son condiciones precisas para cada domingo:
1. Confesar, comulgar y orar un rato a la intención del Papa. Una confesión sirve para lucrar varias indulgencias plenarias en días distintos en el margen de 8 días antes o después de la confesión. Por cada una de indulgencia plenarias que se quieran lucrar es necesario cumplir la obra prescrita, la comunión y el rezo por el Papa.
2. Rezar o hacer el ejercicio de los siete dolores y gozos de san José. Al menos, 7 padrenuestros, avemarías y glorias, en honor de ellos.
3. Que los siete domingos sean consecutivos, porque si hubiese interrupción, aunque fuera involuntaria, debería empezarse de nuevo.
Aunque no se requiere para ganar las indulgencias la meditación o consideración detenida y amplia acerca de la vida, virtudes, dolores y gozos del Santo Patriarca, es buena ocasión para para conocerle mejor y así amarle más, detenerse en la contemplación de los misterios de la vida de san José.
No dudes, devoto josefino, que según sea tu confianza, será el despacho de tus ruegos. Espera mucho, espéralo todo de la intercesión poderosa de san José, y verás grandes cosas.
Pruébalo y lo verás por experiencia.