ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS
DÍAS:
A
ti, Jesús, que vives y reinas con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este
acto de fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón
reconocemos la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también
nuestro deseo de reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con
el Ángel de la Paz y todos los coros de los ángeles, con los santos Francisco y
Jacinta Marto y todos los santos, unidos a tantas almas que te han amado
dignamente, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero
y os amo.
Os pido perdón por los que no
creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
25. DIOS PROPIA Y ESENCIALMENTE ES CARIDAD
De los escritos del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
Dios
propia y esencialmente es caridad. Por lo tanto, el que permanece en la caridad
permanece en Dios y Dios en él, porque Dios y la caridad son una misma cosa:
Dios es amor: y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Y
un hombre que tiene a Dios consigo, ¿qué no tiene? Tiene sobre todo la paz, o
sea, aquella tranquilidad de los afectos, aquella calma del corazón tan suave,
tan dulce, tan inefable, que supera, según el decir del Apóstol, todo sentido
de terrenal dulzura: La paz de Dios que supera todo cuanto podamos pensar. Este
gozo del alma peregrina, este estado de calma pleno de confianza, este reposo
pleno de consolación, esta armonía plena de suavidad, esta paz plena de amor,
es en verdad, el más hermoso anticipo, la imagen más real de la beatitud
celestial, ya que, según la profunda sentencia de San Agustín, en la paz está
puesta la beatitud (...).
¡Oh paz del alma, verdadero tesoro, consuelo y delicia
del que la posee! ¡Oh paz del alma, que comenzando en la inteligencia por la fe
en la palabra divina, desciende al corazón por la posesión de la divina
caridad! ¡Oh paz del alma, que no gustada no se llega a comprender!, ¿dónde,
dónde hallarte aquí abajo fuera de la fe?
PARA FINALIZAR:
Todos
juntos recitamos el acto de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos
de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/. Sed la salvación mía.
Ave
María Purísima, R/. Sin pecado concebida.