ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS
DÍAS:
A
ti, Jesús, que vives y reinas con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este
acto de fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón
reconocemos la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también
nuestro deseo de reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con
el Ángel de la Paz y todos los coros de los ángeles, con los santos Francisco y
Jacinta Marto y todos los santos, unidos a tantas almas que te han amado
dignamente, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero
y os amo.
Os pido perdón por los que no
creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
12. EL AMOR NUNCA DICE BASTA
De los escritos del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
El
corazón de Jesús arde por
nosotros con el más ferviente amor, y el amor nunca dice: basta. Por nosotros
Cristo vivió una vida de continuas privaciones, y no ve la hora de consumarla
por nosotros. ¡Y llegó esa hora, llegó la hora del sacrificio y se vio la
trágica escena de un Dios que muere, y que muere crucificado para el hombre! ¿Qué
puede haber más grande, más admirable que este exceso de caridad? Nadie ciertamente, como afirma el mismo
Jesucristo, puede mostrar mayor amor que la de dar la vida por sus amigos.
Pero, ¿qué caridad no fue la suya al querer morir por nosotros sus enemigos,
Él, nuestro Dios, nuestro Creador, ofendido y ultrajado por nosotros? Considerando
esto el Apóstol decía: Apenas se encuentra quien quiera morir por un hombre
justo, pero Dios demostró en esto su gran caridad por nosotros, ya que siendo
pecadores, Cristo murió por nosotros. ¿Y por qué murió? No por otro motivo,
sino porque nos amaba: Nos amó y se entregó por nosotros.
PARA FINALIZAR:
Todos
juntos recitamos el acto de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos
de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/. Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin
pecado concebida.