Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Se
hace memoria de san Antonio, sacerdote y doctor de la
Iglesia, que, nacido en Portugal, siendo canónigo regular, ingresó en la Orden
de los Menores fundada desde hacía poco tiempo, para procurar la difusión de la
fe entre las poblaciones de África, pero ejerció con mucho fruto el ministerio
de la predicación en Italia y Francia, atrayendo a muchos a la verdadera
doctrina; escribió sermones embebidos de doctrina y de finura de estilo y por
mandato del mismo san Francisco enseñó la teología a sus cohermanos, hasta que
en Padua regresó al Señor. (1195-1231). Con algunos de sus sermones meditamos
el rosario de hoy:
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Roguemos
al mismo Jesucristo, Hijo de Dios, y pidámosle insistentemente nos conceda
llegar con espíritu contrito al desierto de la confesión y merezcamos recibir esta cuaresma, el perdón de nuestras
iniquidades”.
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“La
habitual contemplación de Cristo paciente y despreciado, y el recuerdo de sus
sacrificios, hacen insensibles los placeres y gozos de la tierra.”
3. La
coronación de espinas
“Espinas
son las riquezas. Y cuando pinchan hacen brotar la sangre. Bestias feroces son los
pérfidos usureros, que roban y devoran. Raza maldita, se han desarrollado y
esparcido por todas partes. No respetan ni al Señor ni a los hombres. A veces
tienen la osadía e hipocresía de dar limosna que chorrea sangre de pobres.”
“Quien
hace ostentación de los propios dotes y de sus buenas acciones, comete una
especia de idolatría, que es el más grande de los pecados, porque llega a negar
la gracia de Dios, se atribuye lo que únicamente es don de Dios”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Tan
pobre como es la mesa que carece de pan, así la vida más ejemplar resulta vacía
si le falta amor.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“Debemos
a menudo meditar la Pasión del Señor. De ello debemos servirnos como de un
sudario, para secar el sudor de nuestras fatigas y la sangre de nuestros
sufrimientos. En toda prueba debemos recordar los ejemplos de paciencia que nos
dio Jesús.”