Comentario al
Evangelio
III DOMINGO DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del
Rito Romano
DEBE EVITAR TODA
IMPACIENCIA. “A
estas y otras contrariedades con que de muchas maneras se ve combatido, procure
oponerse el prelado, escudándose con triple general de paciencia. Escúdese, en
primer lugar, contestando modesta, madura y benignamente a cada una de las
cosas que se le oponen, y reprima los ímpetus del genio, sin mostrar
impaciencia en la voz, en el rostro ni en los ademanes…En el capítulo 8 de
libro de los Jueces y en el capítulo 15 de los Proverbios se lee: La respuesta
suave quebranta la ira; la palabra dura aviva la saña. (Prov, 15,1). Y es que
el furor no se calma con el furor, ni el vicio se cura con el vicio. En cuanto
a la impaciencia del prelado, hase de decir que desbarata los bienes que
pudiera promover, y es de diversas maneras. Primero, los desbarata en cuanto escandaliza
a los demás…Segundo, los desbarata en cuanto hace al prelado despreciable
respecto a los súbditos…El que es vano y sin cordura, estará expuesto al
desprecio (Prov. 12,23). Tercero, los desbarata en cuanto hace al prelado
aborrecible y temible: Terrible es en la ciudad el hombre lenguaraz, y el
precipitado en hablar se hará aborrecer. (Eccli. 9,25). Cuarto, los desbarata
en cuanto provoca la impaciencia a los demás. Se dice en el capítulo 15 de los
Proverbios: El iracundo promueve contiendas; él que tarde se enoja aplaca las
rencillas (Prov. 15,18). Quinto, los desbarata en cuanto hace al prelado
inaccesible a la confianza de los súbditos, que no se atreven a manifestarle
sus necesidades…Sexto, en cuanto llena la casa de murmuraciones y rencores…Séptimo,
en cuanto ahuyenta a los tiernos de corazón, y los hace pusilánimes. Se lee en
el capítulo 18 de los Proverbios: ¿Quién podrá aguantar un espíritu fácil de
irritarse? (Prov. 18,14). Y por último, en cuanto lo aíslan, de suerte que no
puede ser avisado respecto de las cosas que debieran corregirse”…
SEA
PACIFICO. “En
segundo lugar, escúdese siendo pacifico; y procure serlo, de modo que no se
vengue de las injurias recibidas, ni aborrezca en su corazón a los ofensores,
ni descuide su interés por ellos, ni trate de apartarlos de sí; antes bien,
téngalos con más gusto, para edificar por este medio a ellos y a los otros,
haciendo bien a los ingratos, y para que por ellos tenga ocasión de ejercicio
de virtud…Porque, siendo propiamente el oficio de pastor enseñas las virtudes,
si a los viciosos, ¿a quién enseñara?. Si el medico huye de los enfermos, ¿a
quién curara? Si el soldado valiente huye de los que combaten, ¿Cómo conseguirá
el triunfo de la gloria? Si el comerciante desprecia las mercancías en las que
puede ganar mucho dinero, ¿Cómo se enriquecerá? De aquí es que, entre otros, se
hayan santificado tantos obispos y prelados, porque, ya practicando obras
venas, ya sufriendo adversidades, ya edificando a los demás con ocasión de su
oficio, llegaron a las altas cumbres de la perfección”…
SEA SUFRIDO. “Y por último, debe escudarse
siendo sufrido; y procure serlo de manera que ni el cansancio en el trabajo, ni
la morosidad en el progreso, ni las impertinencias u otras molestias
procedentes de los súbditos sean motivo para cumplir con menos decisión y
empeño las cosas tocantes a la solicitud pastoral; y advierta que por este
camino se llega a grandes méritos”.
San Buenaventura
Por gentileza de Dña.
Ana María Galvez