ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS
DÍAS:
A
ti, Jesús, que vives y reinas con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este
acto de fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón
reconocemos la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también
nuestro deseo de reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con
el Ángel de la Paz y todos los coros de los ángeles, con los santos Francisco y
Jacinta Marto y todos los santos, unidos a tantas almas que te han amado
dignamente, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero
y os amo.
Os pido perdón por los que no
creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)
Jesús,
manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
24.
EL CORAZÓN DEL HOMBRE NO PUEDE SER PERFECTO MÁS QUE EN
DIOS
De los escritos del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
Creado por Dios para Dios, el corazón del hombre no
puede ser perfecto más que en Dios y con Dios, y ya que la perfección es el
estado natural, es el fin al cual tienden todos los seres, así el corazón
humano tiene una inclinación innata, necesaria, indestructible de unirse a
Dios, de saciarse de Dios, de identificarse con Él: Nos creaste Señor para ti,
y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti. En esta vida
también el hombre no clama, no busca, no quiere más que a Dios. Por eso, lo
pide en todo aquello que lo rodea; corre al encuentro de todo aquello en lo que
se encuentra una centella de bien, emanación de infinita bondad; por eso el
desdeñar siempre los bienes presentes y anhelar continuamente los lejanos,
porque los bienes lejanos se le presentan como un no se qué de infinito. De
aquella misma forma que a la eterna verdad el hombre aspira siempre en todo lo
que procura conocer, del mismo modo, escribe San Dionisio, se dirige siempre al
bien eterno en todo lo que procura amar.
PARA FINALIZAR:
Todos
juntos recitamos el acto de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos
de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado
Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, R/. Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin
pecado concebida.