MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Nadie
puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré
en el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de
Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien
haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre.
En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de
la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el
pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el
pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Disputaban los judíos entre
sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Jn 6,44-52COMENTARIO AL EVANGELIO:
Homilía de maitines EL ALMA ES ATRAÍDA POR EL AMOR. San Agustín
Benedicto XVI EL ESPÍRITU SANTO Y LA EUCARISTÍA