NO CABE EN EL ALMA EL AMOR
En los grandes ímpetus de amor que Dios
da, el alma ve que mejora, porque los efectos son muy grandes y visibles; y
bulle en deseos que no puede realizar. Es como unas fontecicas que yo he visto
manar en las que la arena nunca cesa de empujar hacia arriba.
Al natural me parece este ejemplo o
comparación, pues así les ocurre a las almas en esta situación: siempre está
hirbiendo en ellas el amor pensando qué harán por Dios; no cabe en el alma el
amor, como el agua de la fontecica no cabe en la tierra y por eso se vierte al
exterior.
Así está el alma siempre, que no sosiega
ni cabe en sí con tanto amor como tiene y, pues ella está saturada de agua y no
le hace falta, quisiera que bebieran los demás para que le ayudasen a alabar a
Dios.