Santo Rosario.
Por la
señal...
Monición inicial: En el calendario de la Forma
Extraordinaria, se hace hoy memoria de san
Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica
sabiduría conocida en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres,
enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al
emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión
cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico y, por confesar que era cristiano,
fue condenado a la pena capital (c. 165). Con algunas de sus enseñanzas, meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Si tú también te preocupas algo de ti
mismo y aspiras a tu salvación y tienes confianza en Dios, como a hombre que no
es ajeno a estas cosas, te es posible alcanzar la felicidad, reconociendo a
Cristo e iniciándote en sus misterios.”
2. La flagelación de Jesús atado a la
columna.
“Tenemos la obligación de dar ejemplo
con nuestra vida y nuestra doctrina, no sea que hayamos de pagar nosotros el
castigo de quienes parecen ignorar nuestra religión, y así pecaron por su
ceguera. Pero también vosotros debéis oírnos y juzgar con rectitud porque, en
adelante, estando instruidos, no tendréis excusa alguna ante Dios si no obráis
justamente.”
3. La coronación de espinas
“Cristo no quiere que seamos
imitadores de los malvados, sino que nos exhortó a apartar a todos de la
vergüenza y del deseo del mal por medio de la paciencia y la mansedumbre..”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas
camino del Calvario
“Cada uno camina, según el mérito de
sus acciones, hacia el castigo o hacia la salvación eterna. Si todos los
hombres fuesen conscientes de esto, nadie escogería la maldad por un momento,
sabiendo que así emprendía la marcha hacia su condena eterna en el fuego, sino
que por todos los medios se contendría y se adornaría con las virtudes, para
alcanzar los bienes de Dios y verse libre de la pena.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“Los que antes nos complacíamos en la
disolución, ahora sólo amamos la castidad; los que nos entregábamos a las artes
mágicas, ahora nos hemos consagrado al Dios bueno e ingénito; los que amábamos
por encima de todo el dinero y el beneficio de nuestros bienes, ahora, aun lo
que tenemos lo ponemos en común, y de ello damos parte a todo el que está necesitado;
los que nos odiábamos y matábamos, y no compartíamos el hogar con nadie de otra
raza que la nuestra, por la diferencia de costumbres, ahora, después de la
aparición de Cristo, vivimos juntos y rogamos por nuestros enemigos, y tratamos
de persuadir a los que nos aborrecen injustamente para que, viviendo conforme a
los preclaros consejos de Cristo, tengan la esperanza de alcanzar, junto con
nosotros, los bienes de Dios, soberano de todas las cosas.”