miércoles, 28 de julio de 2021

MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS. DÍA 29

MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS

Día 29

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR CADA DÍA

Jesús mío, acepta todas aquellas buenas obras

que durante este mes me inspires;

en reparación por tantos desprecios,

ingratitudes y blasfemias cometidas por los hombres,

y para que la acción del maligno enemigo

no destruya el deseo y conocimiento de tu Amor

por parte de tus hijos.

Que la Devoción a la Divina Sangre

acerque las almas a tu Sagrado Corazón. Amén.

 

DÍA 29

LA SANGRE QUE CONDENA

Desafortunadamente, la sangre de Jesús no es de salvación para todos, para muchos es de condenación. El anciano Simeón le dijo a María: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción” ¿Depende de Dios si la misma sangre que fue derramada para remisión de nuestros pecados acaba siendo ruina para tantas almas? No. Depende de nuestra voluntad. Dice San Agustín: “Para quien lo quiera será de salvación, para quien no lo quiera será de condenación”. Judas arrojó los treinta denarios diciendo: “Pequé entregando sangre inocente” (Mt 27, 4) y se ahorcó. Por otro lado, Pedro negó al Maestro, lloró amargamente y fue perdonado. A diario se eleva una voz al cielo que clama: ¡Venga oh, Señor la sangre de tus justos que ha sido derramada! Si la voz de la sangre de los mártires es tan poderosa, ¿cómo será la voz de la sangre de Cristo? ¡Cuán terrible será esa voz en el día del juicio! ¡Los clavos y las llagas de Cristo serán mostradas a aquellos que despreciaron esa preciosa sangre clamando justicia! Dice el profeta Ezequiel: “Si por el contrario adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida” (Ezequiel 3, 19) Es cierto que Jesús es misericordioso, pero si no condenara a los que pisotean su sangre, despreciándola, sería injusto. Si millones de almas han sufrido por esa sangre, debe ser su gloria; si, por el contrario, tantos pecadores lo han profanado y no se han arrepentido de ello, debe ser su condenación. "Como la misericordia, dice el Espíritu Santo, así la ira divina desciende rápidamente sobre nuestra cabeza" (Cfr. Eclesiástico 5, 7) . ¿Y para nosotros? ¿Será la sangre de Jesús de salvación o de condenación? ¡Oh, Jesús haz de tus llagas nuestro refugio en la vida y en la muerte, y de tu sangre nuestra salvación, porque confiamos en ti y te amamos!

 

EJEMPLO

Innumerables y terribles son los ejemplos en los que podemos ver cómo Dios castiga, incluso en esta vida, a quienes ultrajan la preciosísima sangre de su Hijo.

En Málaga durante la guerra civil, unos jóvenes entraron en una iglesia donde se veneraba una imagen prodigiosa del crucifijo y, apoderándose de ella, comenzaron a maldecirla arrastrándola por las calles, la pisotearon y la hicieron pedazos. De repente, uno de los jóvenes con expresión furiosa, dijo: - ¡Desechemos a este Cristo! Parece mirarme de cierta manera…. Los demás se rieron de su recelo. Tras el acto sacrílego fueron a una taberna, se emborracharon y cantando canciones obscenas se dispusieron a volver a sus casas.

Por el camino, el que había sentido turbación por el rostro de Cristo, exclamó: - ¡Qué noche tan oscura, muchachos! - Se ve que estás borracho -respondieron los compañeros- el tiempo es hermoso, las estrellas brillan en el cielo y la luna ilumina esta noche espléndida. El joven, al llegar a casa, se fue a la cama muy alterado y tuvo sueños extraños. Por la mañana su madre fue a despertarlo, diciéndole mientras abría la ventana de par en par: - Es tarde, levántate y disfruta de este maravilloso día soleado. El joven se frotó los ojos llorando desesperado y diciendo: - Madre, no veo. Ayer profané el rostro ensangrentado del crucificado y Dios me castigó. ¡Me he quedado ciego! ¿Pudo haber sido una coincidencia? ¡Quién sabe!

 

INTENCIÓN: Pensemos en las penas del infierno y no ofendamos más a Dios.

 

JACULATORIA: ¡Oh, Jesús por los méritos de tu preciosa sangre no dejes que me pierda para siempre!

 

 

ORACIÓN PARA TERMINAR CADA DÍA

Oración de San Gáspar de Búfalo

Oh, preciosa sangre de mi Señor,
que yo te ame y te alabe para siempre.
¡Oh, amor de mi Señor convertido en una llaga!
Cuán lejos estamos de la conformidad con tu vida.
Oh Sangre de Jesucristo, bálsamo de nuestras almas,
fuente de misericordia, deja que mi lengua,
impregnada por tu sangre

en la celebración diaria de la misa,
te bendiga ahora y siempre.
Oh, Señor, ¿quién no te amará?
¿Quién no arderá de agradecido afecto por ti?
Tus heridas, tu sangre, tus espinas, la cruz,
la sangre divina en particular,

derramada hasta la última gota,
¡con qué elocuente voz grita a mi pobre corazón!
Ya que agonizaste y moriste por mí para salvarme,
yo daré también mi vida, si será necesario,
para poder llegar a la bendita posesión del cielo.
Oh Jesús, que te has hecho redención para nosotros,
de tu costado abierto, arca de la salvación,

horno de la caridad,
salió sangre y agua, signo de los sacramentos

y de la ternura de tu amor,
¡Seas adorado y bendecido por siempre, oh Cristo,
que nos has amado y lavado en tu preciosísima sangre!
Amén.

 

V/. Alabada sea la Preciosísima Sangre de Jesús.

R/. Sea por siempre bendita y alabada.