LA SANTA MISA DARÁ VALOR Y EFICACIA A TODAS LAS OTRAS DEVOCIONES.
Beato Salvi Huix Miralpeix, obispo y mártir
“Almas aprovechadas, o que tenéis hecho propósito de aprovechar de veras en vuestro perfeccionamiento espiritual, ante todas las devociones que tengáis, que no os falte la de una fe vivísima, una confianza ilimitada, una devoción tierna, un cariño apasionado por la Santa Misa. Oídla todos los días..., no seáis perezosos o negligentes en esta práctica sin igual. La Santa misa dará valor y eficacia a todas las otras devociones y sacrificios que practiquéis; ella dará bendición efectiva a todos vuestros actos y empresas y solidez a todas vuestras virtudes. No temáis pedir mucho, mucho, en la Santa Misa; porque es de valor inagotable. Repitamos en ella nuestras peticiones, siempre con nuevo fervor y confianza, porque el infinito mérito de ella nos es aplicado de una manera finita, en una medida que Dios solamente conoce, pero que es seguramente proporcionada a nuestra interior disposición, según sea la cantidad de devoción que tengamos, dice santo Tomás de Aquino. Pidamos mucho; a nadie olvidemos en el Altar: la Iglesia, nuestra patria espiritual; nuestra tierra nativa, patria del siglo; la diócesis, la parroquia, la familia, los amigos, nuestros difuntos; los pobres, los enfermos, todas las miserias del mundo. Muy en particular los pecadores, los indiferentes, los tibios, los vacilantes, dejémoslos encomendados y como bañados en la Sangre Salvadora del Cordero inmaculado. Tengamos un recuerdo especial para las almas que luchan por la virtud, por adquirirla, por no perderla, para acertar a perfeccionarla. En la Santa Misa nos da Jesucristo ejemplo perfecto de todas las virtudes, pero principalmente de aquellas, tan sublimes y divinas, que más resplandecieron en su Pasión y Muerte; de aquella humildad sin ejemplo, por la que hasta la humilde forma humana ha querido ocultar: In Cruce latebat sola Deitas; at hic late simul et Humanitas; de aquella paciencia y entregamiento total de sí mismo, de la obediencia inaudita a los que en el altar disponen de El, de resignación y conformidad perfectísimas y de amor infinito a Dios y a los hombres. Pidamos para nosotros estas virtudes cuando estamos celebrando u oyendo Misa, que es aquella hora tan propicia que no hay otra que más lo sea”.
De la carta pastoral, escrita siendo Obispo de Ibiza, sobre la Santa Misa. (Boletín Oficial del Obispado. Ibiza, 1929, págs. 295-296)
Impresiona la muerte de este presbítero del Oratorio de Sant Felipe Neri, administrador apostólico de Ibiza (1928) y obispo de Lleida (1935). En aquel julio trágico de 1936, huyendo de casa de unos conocidos, para no comprometerlos, fue reconocido por la calle. Encarcelado en el castillo de la capital del Segrià, el 5 de agosto, es cargado en un camión. Supuesto destino: Barcelona. Sin embargo, se detienen a las puertas del cementerio de Lleida. El obispo, consciente, pronuncia su famoso «Ya estamos en Sants». Pide ser ejecutado el último de sus 20 compañeros de cárcel para poder darles la absolución.