Oración de San
Basilio el Grande
Soberano,
Señor Jesucristo, nuestro Dios, Fuente de vida y de inmortalidad, Creador de
toda cosa visible. Hijo Unigénito del Padre co-eterno. Por tu gran clemencia,
en los últimos días has tomado cuerpo humano, fuiste crucificado, fuiste
sepultado por nosotros, ingratos y profanos. Y por tu sangre
renovaste nuestra naturaleza corrompida por el pecado. Tú mismo, oh Rey inmortal,
acepta el arrepentimiento de mí, el pecador, e inclina tu oído y escucha mis
palabras - pues he pecado, Señor he pecado contra el cielo y ante Ti, y no soy
digno de levantar mi mirada hacia la altura de tu Gloria. He encolerizado tu
benevolencia, he contradecido tus mandamientos, he desobedecido tus preceptos.
Pero Tú Señor, paciente y muy sufrido y clementísimo, no me dejaste perecer
junto con mis iniquidades, esperando siempre que vuelva hacia Ti pues Tú, oh
amante de la humanidad has dicho: No deseo la muerte del pecador, sino quiero
que vuelva al arrepentimiento y viva. No quieres oh Soberano, que perezca la
creación de tus manos, tampoco aceptarás que perezca el hombre, sino que todos
se salven y lleguen al entendimiento recto.
Por
eso, también yo, aunque indigno soy del cielo y de la tierra, tampoco merezco
esta vida pasajera, llenándome de pecados, multiplicando las pasiones, he
dejado inmunda tu Imagen. Pero siendo tu obra y creación, yo infeliz no
desespero de mi salvación, pues miro hacia tu inmensurable misericordia, atrevo
a acudir a Ti, acéptame Señor, Amante de la humanidad, como aceptaste a la
ramera y al malhechor, como al publicano, como al hijo pródigo, y quítame el
yugo pesado de mis pecados, Tú que has tomados los pecados del mundo, y curas
las dolencias humanas. Pues no has venido Tú a llamar a los justos sino a los
pecadores al arrepentimiento. Purifícame de toda impureza del cuerpo y del alma
y enséñame a temerte con tu Santidad para que, teniendo la conciencia impecable
pueda unirme a tu Santo Cuerpo y Sangre, Te tengo viviendo siempre dentro de
mí. Sí Señor Jesucristo mi Dios, que no sea juicio esta comunión con tus
vivificantes y purísimos Misterios, ni siquiera quede inválido en alma y
cuerpo, por comulgar indignamente, sino déjame hasta el último suspiro tomar la
porción de tu Santidad, para la comunión del Espíritu Santo la guía de la vida
eterna, una buena respuesta en tu Temible juicio, para que yo, mutuamente con
todos tus elegidos, reciba lo que preparaste a tus amados, en los cuales eres
loado por los siglos. Amén.
Oración de San
Basilio el Grande
Conozco,
oh Señor, que comulgo con tu purísimo Cuerpo y tu purísima Sangre, y que como y
bebo mi propia condenación, sin considerar el valor de tu Cuerpo y tu Sangre,
de mi Cristo y Dios. Pero, con atrevimiento acudo a tu misericordia, porque Tú
has dicho: El que come de mi Carne y bebe mi Sangre está en Mí y Yo en él.
Apiádate pues Señor, y no me condenes a mí, pecador, trátame según tu
benevolencia, para que tus Santidades sean para mí curación, purificación,
esclarecimiento, conservación, salvación y santificación del alma y cuerpo. Para
rechazo de malos pensamientos y perversas acciones e influencia del diablo
ejercida sobre mis miembros. Para corrección de mi vida. Para consolidar y
aumentar las virtudes, para cumplir los mandamientos, para la comunión con el
Espíritu Santo, Viático a la vida eterna, para la esperanza de merecer una
favorable defensa en tu temible Tribunal. Que no me sean para juicio y condenación.
Oración de acción de
gracias por la Sagrada Comunión
Oración de San
Basilio el Grande
Oh
Señor Jesucristo, Rey de los siglos y Creador de todo, Te doy las gracias por
todas las cosas buenas que Tú me has otorgado y por la comunión de tus
purísimos y vivificantes Misterios. Por tanto, yo te ruego, oh dador de gracias
y amante de la humanidad: guárdame bajo tu protección y a la sombra de tus
alas. Y concédeme que, con pura conciencia hasta mi último aliento, participe
dignamente de tus Cosas santas, para la remisión de mis pecados y para la vida
eterna; pues Tú eres el pan de vida, la fuente de toda santidad, el dador de
todos los bienes y a Ti te glorificamos, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ahora y siempre y en los siglos de los siglos. Amén.