domingo, 21 de junio de 2015

MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA 21 de junio

MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA
21 de junio

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
En el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, contemplemos el Corazón de Cristo, su amor constante hacia nosotros, y ofrezcámosle nuestro corazón con vivos deseos de hacer su voluntad. Con las mismas palabras de la Santa decimos:
Vuestra soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, pues me criasteis, vuestra, pues me redimisteis,
vuestra, pues que me sufristeis, vuestra pues que me llamasteis,
vuestra porque me esperasteis, vuestra, pues no me perdí:
 ¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma,  mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,  pues por vuestra me ofrecí. Amén.

MEDITACIÓN
PARA VOS NACÍ, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?
El Señor nos manda: Visitar a los enfermos y encarcelados.
La enfermedad es un momento de debilidad de nuestra naturaleza en la que experimentamos la fragilidad de nuestra propia vida. La enfermedad siempre implica un doble sufrimiento: el de nuestro cuerpo pero también el de nuestra alma. El desánimo, la pena y la falta de esperanza pueden invadir nuestro corazón.  En esos momentos, todos necesitamos el cariño, el afecto, los cuidados y atención de nuestros familiares y amigos. Visitar a los enfermos y cuidarlos en una obligación que nos hemos de olvidar. Y esto hemos de vivir también hacia los ancianos que se ven limitados en sus fuerzas y capacidades para que se sientan queridos y respetados.
Una situación parecida pasan aquellos que por alguna razón se encuentran en la cárcel: unos por culpa de las injusticias humanas, otros muchos por haber cometido algún delito de forma más o menos culpable. Pero así como Dios se muestra misericordioso y nos perdona siempre, también nosotros hemos de llevar a las cárceles el amor de Dios que siempre da una nueva oportunidad.
Los cristianos podemos ayudar a esas personas con nuestro afecto y nuestra atención. Ellos han de asumir la propia responsabilidad sobre los hechos realizados y sus consecuencias, y, desde la madurez, construir un futuro en paz con Dios y con los hombres.
Pidamos la gracia de corazón alegre y animoso para poder infundir fe, esperanza y confianza a los enfermos y a los encarcelados.
Pidamos perdón por aquellos que se olvidan de los enfermos y ancianos, que los maltratan o desprecian, por aquellos que promueven la eutanasia.
LETANÍAS FINALES AL CORAZÓN DE JESÚS