domingo, 15 de diciembre de 2024

LAS DOS BENDICIONES. MES DE MARÍA INMACULADA

16.

LAS DOS BENDICIONES

 

EL MES DE LA  INMACULADA CONCEPCIÓN

 DE MARÍA SANTÍSIMA

EXCELSA PATRONA DE ESPAÑA E INDIAS

Padre Luis Ángel Torcelli

 

ORACIONES INICIALES

 

Abrid, Señor, mis labios y desatad mi lengua

para anunciar las grandezas de la Virgen Inmaculada,

y cantaré las alabanzas de vuestra misericordia.

 

Venid en mi auxilio, oh Reina inmaculada

y defendedme de los enemigos de mi alma.

 

Gloria al Padre, gloria al Hijo y al Espíritu Santo,

que preservó inmaculada a María

por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

HIMNO

Oh Madre dulce y tierna

Oye la triste voz,

La triste voz del mundo,

Que te demanda amor.

 

Salve, salve, Inmaculada,

Clara estrella matutina,

Que los cielos ilumina

Y este valle de dolor;

Tú, con fuerza misteriosa

Por salvar la humana gente,

Quebrantaste la serpiente

Que el infierno suscitó.

 

Salve, salve, Madre mía,

Tú bendita por Dios eres

Entre todas las mujeres

Y sin culpa original.

Salve, oh Virgen! esperanza

Y remedio apetecido

Del enfermo y desvalido,

Y del huérfano sin pan.

 

Tú del nuevo eterno pacto

Eres arca y eres sello;

Luz espléndida, iris bello

De la humana redención.

Tú llevaste en tus entrañas

El que dio á la pobre tierra

Paz y amor, en vez de guerra,

Ya sus crímenes perdón.

 

Eres bella entre las bellas,

Eres santa entre las santas,

Alabándote a tus plantas

Coros de ángeles están.

Resplandece tu pureza

Más que el campo de la nieve,

Y de ti la gracia llueve

Sobre el mísero mortal.

 

Virgen cándida, cual lirio,

Eres fuente cristalina

Donde el triste que camina

Va a calmar la ardiente sed.

Gentil palma del desierto,

Que da sombra protectora

Al que su piedad implora

Consagrándole su fe.

 

¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo,

¡En la tierra y en el cielo!

¡Gloria al que es nuestro consuelo,

Al Espíritu de Amor.

Y la Virgen sin mancilla

Siempre viva en la memoria,

Y en su honor repita Gloria

Nuestro amante corazón. Amén.

 

16.

LAS DOS BENDICIONES

Sólo dos veces bendijo Dios sobre la tierra a las criaturas inocentes: la una, cuando después de haber criado a la primera de las madres, dijo: «Creced y multiplicaos»; y la otra, cuando después de haber criado a la única madre entre las vírgenes, la hizo anunciar por ministerio del ángel: Bendita tú entre todas las mujeres». La primera bendición debía dar al mundo el espectáculo augusto de padres inocentes y de hijos inmaculados; un espectáculo de generaciones sin mancha, formadas á imagen de Dios, justo, según su suprema sabiduría, establecidas en medio de todos los bienes, bajo un cielo siempre puro y benigno; un espectáculo de paz, de felicidad, de delicias, de amor; un espectáculo que deberíamos dolorosamente envidiar, si la segunda de las bendiciones no nos hubiese proporcionado en medio de la misma desventura otro todavía más grandioso. En fuerza de esta bendición fue señalado a María el destino más sublimo de que puede ser capaz una criatura, y por ella un rayo de la fecundidad infinita del Antiguo los días, fue á posarse sobre la predilecta los siglos, y la inmaculada Esposa de Dios cubierta por todas partes de la omnipotencia y virtud del Espíritu Santo, llegó a ser agregada a la generación del Eterno. Y por ella María hizo visible al mundo al Hijo inmaculado del Padre de toda inocencia, al Príncipe de la paz, al autor de toda felicidad, al deseado de las naciones, no á imagen de Dios, sino Dios mismo, que es engendrado por el Eterno Padre: espectáculo augusto, al que los ángeles entonan un cántico de gloria: espectáculo tierno en que se ve a un Dios hacerse niño para ser objeto de amor: espectáculo sublime en que un Dios hecho hijo de una Virgen inmaculada, llega a quedar unido con los más dulces lazos y a formar con la humanidad una misma familia. La primera de las bendiciones no impidió que el orgullo germinase en el corazón de la mujer y produjese la muerte; la segunda fecundó la humanidad de María para que produjese la vida. Con la primera se abría al mundo el principio de las generaciones humanas; con la segunda fueron suspendidas las leyes de la naturaleza, para ser reemplazadas por los misterios de la generación divina. Aquella había hecho que el hombre se enamorase de la tierra para eternizar en ella su terrena progenie, esta le ha hecho enamorarse del cielo y convertirse en progenie de Dios.

 

CANTICO

Celebrad al Señor, porque es bueno, porque

su misericordia está en lo eterno.

Dios miró desde lo alto de los cielos: el Se

ñor fijó su vista sobre la tierra.

Para oír los gemidos de los que se hallaban

en prisiones, para dar libertad a los hijos de

la muerte.

Y bendijo el campo de las generaciones humanas, y brotó una flor escogida, la flor del

paraíso.

La única rosa entre las espinas, la rosa que

no se marchita, la flor intacta que produce el

fruto de la vida.

Celebrad al Señor, porque es bueno, porque

su misericordia está en lo eterno.

Y vió y ensalzó a María sobre toda criatura,

para que en ella fuesen ensalzadas todas las

gentes.

La bendijo con la bendición de los años en

teros, para que en ella fuesen bendecidos todos los pueblos.

Y fuese celebrado el nombre de Jesús juntamente con el de María, en la plenitud de las

eternas misericordias.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

que preservó inmaculada a María por los siglos

de los siglos. Amén.

 

ORACION

Ven, alma mía, sal del letargo en que te han puesto las obras del pecado; póstrate a los pies de María, y no te apartes de ella hasta que te haya bendecido. ¡Bendecidme, oh Hija inmaculada del Eterno Padre, con la bendición del Omnipotente, para que haga caer sobre mi corazón ese cúmulo de virtudes, que me son tan necesarias en la peregrinación de este valle de asechanzas! ¡Bendecidme, oh Madre inmaculada del Eterno Hijo, con la bendición de la sabiduría, á fin de que me ilumine en las tinieblas de esta vida mortal, y me conduzca por el seguro camino que conduce al cielo! ¡Bendecidme, oh Esposa inmaculada del Eterno Espíritu, con la bendición del amor, para que, inflamando mi corazón con la ardiente caridad, que apartándome de las cosas perecederas de la tierra, pueda mi afecto concentrarse enteramente en las delicias de ese Dios, que en su benignidad bendijo vuestra concepción, para formar de vos la inmaculada entre todas las mujeres. Bendecidme, oh inmaculada Virgen María, bendecidme con la bendición de un amor maternal, que me haga digno de ser vuestro hijo en la tierra, y coheredero y partícipe de vuestra bienaventuranza en el paraíso eterno, Amén.

 

Tres Ave Marías

 

CONCLUSIÓN

PARA CADA UNO DE LOS DIAS.

 

Tota pulchra es, Maria,

et macula originalis non est in te.

Tu gloria Jerusalem, tu laetitia Israel, tu honorificentia populi nostri.

O María, virgo prudentissima, mater clementissima,

ora pro nobis, intercede pro nobis ad Dominum Jesu Christum.

 

 

V. In conceptione tua, O Virgo, immaculata fuisti.

R. Ora pro nobis Patrem, cuius Filium peperisti.

 

 

 

OREMUS.

DEUS, qui per immaculatam Virginis Conceptionem dignum Filio tuo habitaculum praeparasti, quaesumus, ut qui ex morte eiusdem Filii tui praevisa eam ab omni labe praeservasti, nos quoque mundos, eius intercessione, ad te pervenire concedas. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

 

Ave Maria Purissima,

Sine labe originali concepta.

Sois toda hermosa , María,

y no hay en vos mancha

original;

Sois la gloria de Jerusalén.

Sois la alegría de Israel.

Sois la honra de los pueblos.

Oh María,

Virgen prudentísima ,

Madre de toda clemencia,

Rogad por nosotros,

Interceded por nosotros

 ante Jesucristo, nuestro

Señor.

V. En vuestra concepción ,

Virgen Santísima , fuisteis inmaculada.

R. Rogad por nosotros al Padre, cuyo hijo disteis a luz.

 

OREMOS.

Dios, que por medio

de la inmaculada concepción

de la Virgen preparasteis

una habitación digna

para vuestro Hijo, preservándola de toda mancha, concedednos

por su intercesión

que conservemos fielmente

inmaculado nuestro corazón

y nuestro cuerpo. Por el

mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén

 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.