DÍA 4. LA VISITACIÓN. ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR.
ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS
wPara comenzar todos los días
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendita sea la Santísima Trinidad que formó a María Santísima Inmaculada desde el primer instante de su ser, conservándola pura antes del parto, en el parto y después del parto, y enriqueciéndola con todas las gracias y dones de su divino Espíritu, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (x 3)
ORACIÓNA MARÍA SANTÍSIMA
Soberana Reina de los cielos, Abogada de los pecadores y consuelo de todos los afligidos, que quisiste inspirar al gran Patriarca Santo Domingo de Guzmán, tu fiel siervo, la devoción del Santísimo Rosario, para que con ella pudiera vencer a los obstinados herejes albigenses, enemigos implacables de nuestra Religión y de nuestra fe, proveyendo al mismo tiempo en ella un medio sencillo y eficacísimo para conseguir vuestra protección y atraer sobre nuestra alma las gracias del cielo; alcánzanos de tu divino Hijo, nuestro adorable Redentor, que hagamos este santo ejercicio del mes de Octubre a Ti consagrado, con la mayor piedad, atención y recogimiento, para que por este medio consigamos ser, durante toda nuestra vida, incansables devotos de tu Santísimo Rosario. Tú, ¡oh, Virgen María, cuyas gracias y misericordias para con los que te invocan, no se agotan jamás, haz que en estos días participemos de ellas con mayor abundancia, a fin de que, considerando en esta vida tus virtudes y procurando al mismo tiempo imitarlas, podamos algún día cantar tus alabanzas en la gloria por toda la eternidad. Amén.
DÍA CUARTO
ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR. (Lc 1, 46)
PUNTO 1º- Así como de una obra mala y escandalosa se pueden seguir otras muchas, de la misma manera, de un acto virtuoso y santo se pueden seguir otros muchos bienes. Esto sucedió con la visita de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel, pues, en primer lugar, esta mujer, que ya había concebido milagrosamente al Bautista, con la presencia de Jesús y de María fue llena del Espíritu Santo, que le revela el misterio adorable de la encarnación del Verbo Divino. Isabel alaba al mismo tiempo a María, porque dio crédito a las palabras del ángel. Y serás bienaventurada -le dice, -porque has creído; tendrán efecto en ti todas aquellas cosas, que te han sido comunicadas por el Señor. Si tú, alma mía, procuraras siempre dar buen ejemplo, mostrándote humilde y mortificada ¡cuánto provecho espiritual conseguirías para los demás y para ti misma! Serían tus obras fuentes inagotables de virtudes, que practicarían los demás por tu ejemplo.
PUNTO 2º-Y no sólo Isabel es llena del Espíritu Santo con la presencia de María, sino también el aún no nacido Bautista, que da saltos de gozo en el vientre de su madre. Así lo afirma la misma Santa Isabel por estas palabras: He aquí, que desde que sonó la voz de tu saludo en mis oídos, el infante dio saltos de gozo en mi vientre. Como afirman los Doctores, al Bautista le fue concedido en este instante el uso de la razón, para que pudiera apreciar el gran beneficio que el divino Redentor le hacía con esta visita. De esta manera quedando santificado desde el vientre de su madre, podía prepararse mejor para aquella grande misión a que estaba destinado, siendo el Precursor del Mesías. Procura tú, alma mía, corresponder siempre a todos los beneficios divinos, pues de no hacerlo así, te expones a que Dios te abandone, y vengas a ser después muy desgraciada. El Señor quiere que multipliques los talentos que Él generosamente te ha dado, y por este medio logres entrar en su eterno gozo. Ten gran cuidado con esto, porque es difícil reparar después los daños que te puede ocasionar un solo descuido.
PUNTO 3º- Contempla también el gozo espiritual de que es lleno el espíritu de María al oír las palabras de Isabel, gozo que le hace prorrumpir en aquel hermoso cántico, que empieza con las palabras: Engrandece mi alma al Señor. Verdaderamente le engrandece, porque, habiendo Él mirado la grande humildad, de la que ha escogido por Madre, he aquí, que ya todas las generaciones la llamarán bienaventurada; pues Él se complace en derribar a los soberbios y poderosos de sus sillas y ensalzar a los humildes. A los necesitados llenó de bienes y despachó pobres a los ricos. ¡Qué lección tan admirable nos da María Santísima con estas palabras! Ellas solas, bien meditadas, bastan para que el alma consiga su espiritual perfección. Medítalas tú, alma mía, y conseguirás sin dificultad esta perfección por la cual tal vez suspiras constantemente.
ORACIÓN
A JESÚS SANTIFICANDO AL BAUTISTA
¡Jesús amoroso, dulce bien de mi alma, que por doquiera que vas pasas haciendo bien, como lo muestra la visita de tu Madre a casa de Zacarías, llevándote en sus entrañas, acuérdate que también yo soy pobre y necesitado! Es verdad que yo no soy digno de que me visites, ni aun siquiera con tu gracia, por lo mal que siempre he correspondido a ella; más, atiende, Dios mío, que si Tú me abandonas no tengo a quien acudir, porque fuera de Ti, todo es miseria y confusión. Viviré entonces cada vez más miserable, y lejos de enmendar mi vida y hacer me digno de Ti, aumentaré, por desgracia mía, el número de mis pecados. Tú lo has dicho, Señor, que un abismo invoca otro abismo. Ten, pues, compasión de mí, pues me reconozco indigno de todo A tus favores. Este sea el medio por el cual vuelva a entrar en tu amistad, si es que de ella ahora no disfruto. Y si la tengo, sirva este humilde reconocimiento para estrecharla más y más, consiguiendo por la intercesión de tu Madre Santísima que ella llegue algún día a ser perfecta en el cielo por los siglos de los siglos. Amén.
Obsequio a María: Rezar una Salve a María Santísima a solas, de rodillas y con los brazos en cruz.
w Oraciones para terminar cada día:
La Virgen María prometió a Santa Matilde y a otras almas piadosas que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte. Confiados en tal promesa, invoquemos a la Madre de Dios diciendo:
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (x 3)
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.
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