Meditación I
Viva Jesús o viva el demonio
VIVA JESÚS!
Ó SEA
MEDITACIONES
SOBRE
LA INFANCIA Y VIDA OCULTA DE JESUCRISTO
San Enrique de Ossó, presbítero
Oración preparatoria
para antes de la meditación.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón y me pesa de haberos ofendido, por ser bondad infinita, a Vos consagro este cuarto de hora de oración para que me deis gracia eficaz para conocerme y conoceros, amaros siempre más que todos los corazones, y haceros amar por todos. ¡Oh Padre eterno, oh María Inmaculada! dadme a conocer a vuestro Hijo Jesús, señor san José y santa Teresa de Jesús, descubrid a mi alma los encantos y perfecciones de vuestro Jesús, para enamorarme de sus bondades y hermosura, y ser toda de Jesús ahora y siempre. Amén.
Composición de lugar.
Imagina que se te presenta el divino Niño Jesús bajo la forma agraciada de pastorcillo de las almas, que tiene en su mano la marca que dice: ¡Viva Jesús! Imagínate tú, su ovejuela, hasta hoy descarriada, postrada a sus pies, convertida y desengañada, y que le pides que te marque por suya y grabe en tu exterior, y en lo más íntimo del corazón: Viva Jesús mi amor: soy toda de Jesús mi Redentor.
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Meditación I
Viva Jesús o viva el demonio
Punto primero. Párate bien, hija o hijo mío, en esta meditación, porque es el funda- mento de todas las que voy a darte. Por ella conocerás quién es de Jesús, y por lo mismo a quién debes creer e imitar; y quién es de Satanás, y por consiguiente de quién debes huir.
Todos al llegar al uso de razón gritamos con nuestras palabras u obras: Viva Jesús, o viva Lucifer. Todo corazón que ama tiene grabado en su interior: Viva Jesús, o viva el Negrillo, porque todos sirven a uno de estos dos señores que se disputan el mundo.
¿Quieres conocer, hija o hijo mío, quiénes son los que gritan: Viva Jesús? Observa sus palabras. De la abundancia del corazón habla la boca... ¿Son palabras honestas, de concordia y de paz?... ¿Provocan a alabar a Dios, a amarle?... ¿Son de respeto y alabanza por la Iglesia católica romana, por el papa, por los sacerdotes?... ¿Despiertan reverencia por las cosas santas y ceremonias sagradas y prácticas de piedad aprobadas por la Iglesia?... Y sobre todo ¿son palabras animosas para el bien, que muestran susceptibilidad delicada por Jesús, por sus intereses, que mueven los corazones a seguir de cerca a Jesús por la oración y buenas obras?... Pues cree que este corazón es de Jesús: tiene grabado en su interior: Viva Jesús. Y si aún esto no te satisface, hija o hijo mío, examina las obras. Por los frutos se conoce el árbol. ¿Toma con empeño esa persona el glorificar a Dios, haciendo conocer y amar a Jesucristo en todo lo que hace?... ¿Sufre trabajos y contradicciones con paz?, ¿calla cuando es menospreciada o calumniada por Dios? Pues esta es la piedra de toque de los amigos de Jesús, la prueba más fina del verdadero amor: sufrir y callar por el Amado. ¡Oh hija o hijo mío! ¡Cuán pocos corazones hay en los que se pueda leer hoy día, con claridad que sobresalga, la expresión divina: ¡Viva Jesús! Sea a lo menos el tuyo uno de estos para consuelo y gloria del buen Jesús.
Punto segundo. Mas cuántos corazones por desdicha nuestra tienen borrada o mal grabada esta santa inscripción, y en su lugar se lee: ¡Viva el demonio! ¿No los conoces? Pues son todos los que con sus palabras o sus obras acreditan que no creen todo lo que cree la Iglesia santa…, los que desprecian al papa o hablan mal de los sacerdotes, de Dios y de sus santos y cosas buenas…, los que estorban la propagación del amor de Jesús con sus escándalos…, los que disuaden el cuarto de hora de oración mental o meditación…,los que blasfeman, los que profanan los días festivos..., los orgullosos, desobedientes, iracundos, deshonestos…
Los avaros que codician las cosas de este mundo, y son perezosos por las del cielo; los que cuidan con exceso su cuerpo y descuidan el alma…, los enemigos de la cruz de Cristo. Todos en fin los que aman la vanidad y van en pos de la mentira. Estos tales ¡cuántos son, hija o hijo mío! ¡Casi toda la multitud sigue a Satanás!... ¿No podrías tú, hija o hijo mío con tus oraciones, palabras y buen ejemplo borrar tan fea inscripción de algunos corazones que tú conoces?... A lo menos del tuyo… ¿No es verdad, hija o hijo mío?
Punto tercero. ¿A qué clase perteneces tú, hija o hijo mío? Examina tu corazón con sinceridad. ¿Qué pasión, qué afecto, qué amor le domina?... ¿En qué piensas más a menudo y con mayor gusto?... Examina tu exterior. ¿Cuál es tu modo de vestir, de hablar, de andar?... ¿Hay algo que desdiga en ti de la modestia cristiana de una hija de María y Teresa de Jesús?... Si así es, por más que te repugne, dices con tus obras: Viva el Negrillo, ¡viva el demonio! –Al contrario, ¿eres humilde, modesta, hacendosa, dada a la oración?... ¿Obedeces sin replicar a tus padres y superiores?... ¿Tienes celo por los intereses de Jesús, por salvar almas?... ¿A cuántos corazones has dado a conocer y has hecho amar a Jesús de Teresa y a Teresa de Jesús?... Si así es, alégrate y anímate: tienes en tu corazón la marca de Jesús, eres de Jesús.
¡Oh mi adorado Niño Jesús, imán de las almas, Dios de mi corazón! Tú solo has de reinar en mí. Quiero ser toda de Jesús. Viva Jesús, clamaré siempre con mis recuerdos, mis pensamientos, afectos y obras. Viva Jesús, muera el pecado en mí y en todas las almas. Amén.
Fruto. Examinaré mi corazón y mi porte exterior, para corregir hoy mismo lo que desagrade a Jesús. –Atraeré otros corazones al amor de Jesús sin descansar, hasta que en mí y en todas mis hermanitas todo clame Viva Jesús.
Padre nuestro y la oración final.
Oración final para todos los días.
Os doy gracias, Jesús de mi corazón, por el conocimiento y amor de Vos que me habéis comunicado en este cuarto de hora de oración, y por los santos propósitos que me habéis inspirado para conoceros y amaros y haceros conocer y amar de otros corazones… Os lo ofrezco todo a vuestra mayor honra y gloria… ¡Oh Padre eterno! Por María, por José y Teresa de Jesús, dadme gracia para decir siempre con toda verdad: Viva Jesús mi amor; soy toda de Jesús en vida, en muerte y por toda la eternidad. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.