martes, 3 de diciembre de 2024

SE HA DE VELAR PARA AGUARDAR LA VENIDA DEL SEÑOR. MIÉRCOLES DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


SE HA DE VELAR PARA AGUARDAR LA VENIDA DEL SEÑOR.

MIÉRCOLES DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

MIÉRCOLES DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

SE HA DE VELAR PARA AGUARDAR LA VENIDA DEL SEÑOR.

 

1.- Velad, porque no sabéis la hora en que ha de venir vuestro Señor (1). Con prudencia debes siempre temer lo que ciertamente ha de venir, pero no sabes cuándo ¿Qué sería si pocos días ha hubiera venido el Señor? ¿Cuál te encontraría? ¿Cuál si viniera en este punto? ¿Qué quisieras haber hecho? ¿Qué, si supieras que había de venir dentro de una hora? ¿Qué harías? Lo que determinarías hacer, hazlo ahora, porque no sabes si vendrá. Por eso se te oculta aquella hora, porque toda hora tengas por sospechosa.

2.- Bienaventurado es aquel siervo, a quien cuando viniere el Señor, hallaré que obra de este modo (2). En tanto tiene el velar, que de la vigilancia sola saca el Señor y pronuncia que es bienaventurado el siervo. Al que está en vela no se le entra en casa el ladrón, que le lleve lo que adquirió. No deja pasar ocasión de bien, que no lo logre. Confiésalo tú mismo. Cuándo tenías presente y estabas atento a Dios, ¿admitiste alguna culpa aun la más leve? ¿Te rendiste acaso aún a un solo más apetito? ¿No has usado toda ocasión para lo bueno? Y ¿no es por ventura ser bienaventurado vivir de tal suerte que no contraigas culpa alguna? Bienaventurado es el varón que ha sido hallado sin mancha (3).

3.- Pero si dijera aquel mal siervo (4). Al siervo bueno y vigilante, oponle tú otro malo, que dice en su corazón: Tarda mi señor en venir. Que en el tiempo que tiene, juzga que le resta mucho más en que podrá obrar con fervor. ¡Oh miserable! Vendrá su señor en el día en que no le espera. ¡Cuál será entonces su temor! ¡Cuál su temblor! ¡Qué, si se pone a herir a sus compañeros, condescendiendo con lo irascible! ¡Qué si se da a comidas y bebida, dando riendas a lo concupiscible! Creo que no querrías te hallase en tal estado. Aparéjate, pues. Pero nunca estarás aparejado bastantemente, si siempre no estás aparejado.

 

(1) Ibid. (2) Matth., 24. (3) Eccli., 31. (4) Matth., 24.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.