viernes, 6 de diciembre de 2024

DEL JUICIO FINAL. SÁBADO DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


DEL JUICIO FINAL.

SÁBADO DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

SÁBADO DE LA VIGESIMOCTAVA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DEL JUICIO FINAL.

 

1.- Cuando viniere el Hijo del hombre en su majestad, y con Él todos los ángeles, entonces se sentará en el asiento de su majestad (1). Mira ya hecho juez al que hasta ahora has tenido por abogado con el Padre (2) A aquel a quien enclavaron los pecadores. A aquel a quien despreciaste tú. Y se juntarán delante de él todas las gentes. Mira la multitud de los que han de ser juzgados, de la cual tú serás también. Y pondrá a su diestra a las ovejas, mas los cabritos a la siniestra. Repara la diferente condición de los juzgados. En éstos ¡qué miedo! ¡qué temblor! En aquéllos; ¡qué consuelo y gozo de sus almas! Y ¿quiénes estarán a la mano derecha? Las ovejas, que se dejaron guiar, y siguieron la voz de su Pastor. Y ¿quiénes a la izquierda? Los cabritos, aquellos que solo siguieron sus concupiscencias. ¡Oh Dios! Ponedme aquí cuanto y como quisiereis a la siniestra, para que me pongáis allí a vuestra derecha.

2.- Entonces dirá a los que están a la mano diestra: Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino que os esta aparejado (3). Antes que condene a los réprobos, llama a los buenos al premio; porque de suyo siempre está más pronto y dispuesto a hacer bien, dice el Crisóstomo (4). Pues esto lo hace según su naturaleza, mas el castigar con penas lo hace como forzado. ¡Qué dulce será esta sentencia para los justos! ¿Deseas tu también oírla? La conseguirás con tus obras. Éstas alega el juez para darla. Tuve hambre, y me disteis de comer, etc. Sin éstas en vano esperas. Luego lo que puede tu mano, óbralo sin tardanza (5). Ni dejes de hacer caso de cosas mínimas; porque no hay cosa tan leve que, vestida de amor para con Dios, no sea allí digna del reino eterno.

3.- Entonces dirá a los que están a la siniestra: Apartaos, etc. (6). ¡Oh que trueno será este en sus oídos! De Mí. ¡Qué rayo carecer eternamente de Dios! Malditos. ¡Qué dolor ser aborrecidos de Dios para siempre! .Al fuego eterno. ¡Qué desesperación padecer eternamente pena de sentido! Qué esta aparejado para el diablo por Mí; más para ti por ti mismo. ¡Qué tormento habitar por una eternidad con los demonios! Y ¿cuáles son las causas de tan horrenda sentencia? Tuve hambre y no me disteis de comer, etc. No habéis hecho las obras que pedía Yo de vosotros. Hicisteis lo que Yo prohibía. ¡Oh Dios! Aquí quema, aquí corta, con tal que me perdones para siempre. ¡Oh eternidad! ¡eternidad! ¡Cuán amarga es tu memoria!

 

(1) Matth , 25. (2) I Joan., 2 (3) Matth., 25. (4) In Imperf. (5) Eccles., 9.

(6) Matth., 25.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.