Christus natus est nobis, venite, adoremus!
¡Cristo ha nacido por nosotros, venid, a adorarlo!
Vamos hacia Ti, dulce Niño de Belén,
que al nacer has escondido tu divinidad
para compartir nuestra frágil naturaleza humana.
Iluminados por la fe, Te reconocemos
como verdadero Dios encarnado por amor nuestro.
¡Tú eres el único Redentor del hombre!
¡Cristo ha nacido por nosotros, venid, a adorarlo!
Vamos hacia Ti, dulce Niño de Belén,
que al nacer has escondido tu divinidad
para compartir nuestra frágil naturaleza humana.
Iluminados por la fe, Te reconocemos
como verdadero Dios encarnado por amor nuestro.
¡Tú eres el único Redentor del hombre!
Ante el pesebre donde yaces
indefenso,
pedimos que cesen tantas formas de creciente violencia,
causa de indecibles sufrimientos;
que se apaguen tantos focos de tensión,
que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos;
que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas,
respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos.
pedimos que cesen tantas formas de creciente violencia,
causa de indecibles sufrimientos;
que se apaguen tantos focos de tensión,
que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos;
que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas,
respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos.
Niño de Belén, Profeta de
paz,
Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz,
ayúdanos a comprender que la única vía para construirla
es huir horrorizados del mal
y buscar siempre y con valentía el bien.
¡Hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra,
venid con confianza al pesebre del Salvador!
“No quita los reinos humanos quien da el Reino de los cielos” (cf. Himno litúrgico).
Llegad para encontraros con Aquél que viene para enseñarnos
el camino de la verdad, de la paz y del amor. Amén.
Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz,
ayúdanos a comprender que la única vía para construirla
es huir horrorizados del mal
y buscar siempre y con valentía el bien.
¡Hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra,
venid con confianza al pesebre del Salvador!
“No quita los reinos humanos quien da el Reino de los cielos” (cf. Himno litúrgico).
Llegad para encontraros con Aquél que viene para enseñarnos
el camino de la verdad, de la paz y del amor. Amén.
25 de diciembre de 2004