NOVENA PREPARATORIA DE NAVIDAD CON BENEDICTO XVI.
21 de diciembre
LOS PASTORES
Benedicto XVI, 24 de diciembre de 2005
¿Qué tipo de hombres son? En su
ambiente, los pastores eran despreciados; se les consideraba poco de fiar y en
los tribunales no se les admitía como testigos. Pero ¿quiénes eran en realidad?
Ciertamente no eran grandes santos, si con este término se alude a personas de
virtudes heroicas. Eran almas sencillas. El evangelio destaca una
característica que luego, en las palabras de Jesús, tendrá un papel importante:
eran personas vigilantes. Esto vale ante todo en su sentido exterior: por la
noche velaban cercanos a sus ovejas. Pero también tiene un sentido más
profundo: estaban dispuestos a oír la palabra de Dios, el anuncio del ángel. Su
vida no estaba cerrada en sí misma; tenían un corazón abierto. De algún modo,
en lo más íntimo de su ser, estaban esperando algo. Su vigilancia era
disponibilidad; disponibilidad para escuchar, disponibilidad para ponerse en
camino; era espera de la luz que les indicara el camino.
Esto es
lo que a Dios le interesa. Él ama a todos porque todos son criaturas suyas.
Pero algunas personas han cerrado su alma; su amor no encuentra en ellas
resquicio alguno por donde entrar. Creen que no necesitan a Dios; no lo
quieren. Otros, que quizás moralmente son igual de pobres y pecadores, al menos
sufren por ello. Esperan en Dios. Saben que necesitan su bondad, aunque no
tengan una idea precisa de ella. En su espíritu abierto a la esperanza, puede
entrar la luz de Dios y, con ella, su paz. Dios busca a personas que sean
portadoras de su paz y la comuniquen. Pidámosle que no encuentre cerrado nuestro
corazón. Esforcémonos por ser capaces de ser portadores activos de su paz,
concretamente en nuestro tiempo.