Homilía del oficio de maitines
III DOMINGO DE ADVIENTO
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de San Gregorio, Papa
Por las palabras de esta lección,
se nos recomienda, hermanos carísimos, la humildad de Juan, el cual siendo de
tanta santidad que podía ser tenido por Cristo, prefirió estar sólidamente
fundado en sí mismo, a ser vanamente elevado por la opinión de los hombres
sobre lo que era. Confesó, pues; no negó. Confesó que él no era Cristo. Mas al
decir: No lo soy, negó claramente que fuese lo que era, pero no negó ser
lo que era, a fin de que diciendo verdad, fuera miembro de aquel cuyo
nombre no tomaba falsamente. Por lo mismo, no queriendo tomar el nombre de
Cristo, fue constituido miembro de Cristo, porque mientras procuró reconocer
humildemente su debilidad, mereció participar verdaderamente de su excelsitud.
Pero recordando la sentencia
pronunciada por nuestro Redentor en otro lugar y comparándola con la
presente, se nos ofrece una cuestión muy complicada. Y a la verdad, preguntando
el Señor en otro lugar por sus discípulos acerca del advenimiento de Elías,
respondió: “Elías ya ha venido, y no le conocieron, sino que hicieron contra él
cuanto quisieron, y si queréis saberlo: el mismo Juan es Elías”. Más, ahora
vemos que preguntando Juan, dice: “No soy Elías”. ¿Cómo puede explicarse estos,
carísimos hermanos, que lo afirmado por la Verdad sea negado por el Profeta
de la Verdad? Pues cosas muy diversas son: El mismo es; y No lo soy.
¿Cómo, de consiguiente, puede ser profeta de la verdad, si no está conforme con
las palabras de la verdad?
Pero examinando con sutileza la
misma verdad, hallaremos que no se contradice lo que entre sí parece contrario.
Hablando el Ángel a Zacarías dice de Juan: “El mismo irá ante él con el
espíritu y virtud de Elías”. Con razón se dice de Juan que había de venir con
el espíritu y virtud de Elías, porque así como Elías precederá el segundo
advenimiento del Señor, así Juan precedió el primero. Y así como aquel ha de
venir precursor del Juez, así éste ha sido constituido precursor del Redentor.
Por lo tanto, Juan en el espíritu era Elías,
y en la persona no lo era. Y de consiguiente lo que el Señor dice del espíritu,
lo niega Juan de la persona.