LA ÚNICA MEDIDA DEL AMOR ES NO TENER MEDIDA.
REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 5)
5 El
amor tiene por delante un vasto trabajo al que la Iglesia quiere contribuir
también con su doctrina social, que concierne a todo el hombre y se dirige a
todos los hombres.
El amor es una verdad transformadora cuya única medida es amar sin medida con Dios
lo ha hecho con nosotros “que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
Rom 5,8; y por tanto, el amor en el corazón del cristiano está continuamente
despertando inquietud, celo, entrega, búsqueda... El amor no tiene nada que ver
con insensibilidad, el pasotismo, el conformismo, el egoísmo individualista… con
la actitud de Caín: ¿Qué tengo yo que ver con mi hermano? El definitiva el amor
está siempre con los ojos y los oídos atentos a la necesidad del hermano.
S.S. Juan Pablo lanzaba a todo la Iglesia
unas preguntas que no deben dejarnos indiferentes y que no han perdido
actualidad: ¿Cómo es posible que, en
nuestro tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quién está condenado al
analfabetismo; quién carece de la asistencia médica más elemental; quién no tiene
techo donde cobijarse? El panorama de la pobreza puede extenderse
indefinidamente, si a las antiguas añadimos las nuevas pobrezas, que afectan a
menudo a ambientes y grupos no carentes de recursos económicos, pero expuestos
a la desesperación del sin sentido, a la insidia de la droga, al abandono en la
edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la discriminación
social... ¿Podemos quedar al margen ante las perspectivas de un desequilibrio ecológico, que hace
inhabitables y enemigas del hombre vastas áreas del planeta? ¿O ante los problemas de la paz, amenazada a
menudo con la pesadilla de guerras catastróficas? ¿O frente al vilipendio de los derechos humanos
fundamentales de tantas personas, especialmente de los niños? (Juan
Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte)
Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo y a su
Madre, la Virgen Inmaculada, que arranquen nuestro corazón de piedra y nos dén
un corazón como el suyo sensible y abierto a los demás.