NOVENA A LA INMACULADA
Escrita
por el Siervo de Dios Antonio Amundarain, sacerdote fundador de la Alianza en
Jesús por María
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
¡Dulcísima
Virgen, Doncella Inmaculada de Nazaret, Sol esplendente de luz, de belleza, de
gracia, de virtud y de divinos dones! Con el más encendido fervor te saludamos
y te alabamos en esta novena que consagramos al sublime misterio de tu
Concepción Inmaculada; y por el privilegio especial y único que, en el
principio, te hizo la bondad divina, te rogamos nos concedas la gracia de guardar,
hasta la muerte y para siempre, inmaculada nuestra alma, casto y puro nuestro
cuerpo y encendido en amor nuestro corazón, para gloria del mismo Señor, honor
tuyo y bien nuestro temporal y eterno. Amén.
Todos: Bendita sea tu pureza…
DIA OCTAVO. Purísima y
celestial Señora: “El Señor es contigo”, repetiré hoy con el Ángel, y Tú estás
con el Señor. Dios vive en Ti y Tú vives en Dios. ¿Quién jamás llegó a
comprender esta unión recíproca de Dios contigo y de tuya con Dios? Con amor
infinito y eterno te amó Dios, y ese Dios, Amor en persona amándote y
derramando su amor en tu corazón, vive en Ti. Y Tú, en retorno, con amor inmenso,
sin medida, casi infinito, amas a Dios, y unida en ese indisoluble vínculo,
vives en Él. Amando, como nadie pudo amar, consagraste tu amor virginal.
Llevada de ese amor, te ofreciste por esclava en el Misterio de la Encarnación.
¡Virgen enamorada de Dios! Danos amor santo, y en tus manos, y en sus alas
llévanos a Dios, para vivir de su Amor. Amén.
AVEMARÍAS FINALES
●Pida cada
uno la gracia que desea alcanzar en esta novena:
(Breve silencio)
Por tu Inmaculada Concepción, María,
concédenos la pureza del alma, la limpieza de corazón y la castidad del cuerpo.
Avemaría y Gloria
Por tu
Inmaculada Concepción, María, danos el detestar el pecado y la fortaleza para
apartarnos de la ocasión de ofender a Dios.
Avemaría y Gloria
Por tu
Inmaculada Concepción, María, concédenos amar y desear la virtud, resplandor de
la belleza divina.
Avemaría y Gloria
AVE MARÍA
PURÍSIMA,
R/. Sin pecado concebida.