sábado, 2 de diciembre de 2023

DÍA 1. NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

 

DÍA 1. NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

 

ORACIONES DEL TRIDUO

PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

SÚPLICAS A NTRA. SRA. DE GUADALUPE

 

I

Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado, por aquella maternal piedad con que amparaste a los mexicanos recibiéndoles por tus hijos desde los primeros años en que nuestra nación recibió la predicación del Evangelio; te pedimos, oh, Madre, nos alcances constancia en la fe y valor en las tentaciones, para que, unidos de entendimiento y de voluntad, vivamos siempre sujetos al Supremo Pastor de la Iglesia Católica, en la cual solamente podemos conseguir nuestra eterna salvación.

 

Dios te salve, María...

 

II

Virgen Santísima, que con el dulce nombre de Santa María de Guadalupe te dignaste aparecer en medio de nosotros y establecer en el templo que escogiste el trono de tu misericordia y de tu protección, te pedimos, oh, Madre, que, así como nos visitaste y amparaste con tu aparición, así nos visites con tu maternal presencia y auxilio en la hora de nuestra muerte.

 

Dios te salve, María…

 

III

Virgen Santísima, Madre y Abogada nuestra, que en señal de singular protección nos dejaste milagrosamente pintada tu adorable Imagen que nos sirviera como de glorioso estandarte para vencer a los enemigos de nuestra Fe y de nuestras almas, te pedimos, oh, Madre, por el Sagrado Corazón de tu Santísimo Hijo y por tu Purísimo Corazón, que así como veneramos tu Imagen aquí en la tierra, así lleguemos a gozar de tu maternal presencia en el cielo.

Dios te salve, María…

 

Unidos a ella, alabemos y adoremos a la Santísima Trinidad: Gloria al Padre…

 

DÍA PRIMERO

La Virgen se aparece a Juan Diego y le manda que vaya a hablar con el Obispo.

 

PUNTO PRIMERO

En el año de 1531, a nueve días del mes de diciembre, sábado muy de mañana antes de esclarecer la aurora, un indio plebeyo y pobre, humilde y sencillo, que, en el bautismo, unos seis años antes, había recibido el nombre de Juan Diego, desde el pueblo Tolpetlac, dos leguas de la ciudad de México, iba al barrio de Santiago de Tlaltelolco, para oír la Misa que los Religiosos de San Francisco cantaban los sábados en la Iglesia de su Convento en honor de la Santísima Virgen. Y llegado al romper del alba al pie de un cerro llamado Tepeyac, a una legua dela ciudad oyó un cauno dulce y sonoro, que le pareció de muchedumbre de pajarillos que cantaban junto con suavidad y armonía, respondiéndose a coro los unos a los otros con singular concierto. Y alzando la vista al lugar donde se formaba el canto, vio en él una nube blanca y resplandeciente, y en el contorno de ella un hermoso arcoíris de diversos colores. Quedó el indio absorto y como fuera de sí...

 

 

Reflexión

Sobre este punto hagamos una que otra reflexión, lo que se hará también en los otros puntos de las Meditaciones. Primera: la humildad y sencillez de corazón son las disposiciones más propias para recibir los favores divinos, por el contrario, la soberbia y el orgullo impiden toda comunicación de Dios con el alma. El soberbio resiste directamente a Dios, negándole la debida sumisión de entendimiento: y Dios, de un modo particular, resiste a los soberbios y da las gracias a los humildes. (Jac. 4. 6.) Porque, como enseñan los teólogos, en los otros pecados el hombre, o por ignorancia, o por debilidad, o por algún deseo desordenado, se deja arrastrar de los bienes falsos y perecederos, y, por consiguiente, se aparta de Dios que es su verdadero y sumo Bien (conversio ad commutabile bonum et aversio a bono incommutabili.) Pero, en el pecado de la soberbia el hombre, por la pertinacia de su entendimiento, directamente se aparta de Dios, y por la consiguiente perversión de su voluntad se aficiona a las criaturas (aversio a bono incommutabili et conversio ad bonum commutabile). Si no quiero, pues, poner impedimento a los beneficios que el Señor quiere dispensarme, debo seguir el aviso que Tobías dio a su hijo: “No permitas jamás reine la soberbia en tus sentimientos o en tus palabras, porque en ella tomó principio toda la perdición.” (Tob. 4. 14) Segunda: Juan Diego recibe los favores del cielo mientras iba a tributar a la Santísima Virgen el obsequio de su devoción y piedad filial, aunque para ello hubiese tenido que madrugar y emprender el camino de dos leguas. Nuestra negligencia en los ejercicios de devoción es la causa de las distracciones, sequedades y fastidio que padecemos. En el Sagrado Libro de la Sabiduría leemos que los hijos de Israel "debían madrugar para recoger el maná antes que el sol le derritiese: para que fuese notorio a todos que conviene adelantarse al sol para recibir, ¡oh, Señor!, tu bendición y adorarte al nacer de la luz.” (Sap. 16. 28)

 

PUNTO SEGUNDO

Vio Juan Diego en medio de aquella claridad una hermosísima Señora, muy semejante a la que hoy se ve en su bendita Imagen, que representa a una noble jovencita azteca de unos catorce a quince años. Y hablándole con semblante apacible en idioma mexicano, le dijo: Hijito mío, Juan Diego, ¿adónde vas? Respondiole el indio: “Voy noble niña y Señora mía, a México” al barrio de Tlaltelolco a oír la Misa que nos muestran los ministros de Dios. Y la Virgen le dijo: “Sábete, hijo mío muy querido, que yo soy la siempre Virgen Santa Maria Madre del verdadero Dios, Autor de la vida y Criador del cielo y de la tierra. Y es mi deseo que se me labre un templo en este sitio, donde como Madre cariñosa tuya y de tus semejantes, mostraré mi amor y compasión que tengo de los naturales y de todos los que solicitaren mi amparo y me llamaren en sus trabajos y aflicciones…”

 

Reflexión

Primera: los del cielo, cuando se aparecen a los de la tierra, toman aquel semblante y forma que más conviene al fin de sus apariciones. Para reanimar a los abatidos indios, la Virgen apareciéndose a Juan Diego toma el semblante de una noble Indita, le habla en la lengua propia de los indios, y se acomoda, en el hablar, a su carácter y capacidad. ¿Cómo me manejo yo con mis prójimos? ¿Quiero quizás que todos se acomoden a mi genio, a mi modo de pensar? La caridad cristiana enseña todo lo contrario. Segunda: la revelación que recibió Juan Diego, toda va dirigida a un fin sobrenatural; honra de Dios, culto de su Santísima Madre, alivio y consuelo de afligidos. Nada de terrenal se proponía como premio al mismo Juan Diego, y expresamente se le decía: “Yo pagaré con la gloria tu trabajo, tu diligencia”. De la misma manera, si los buenos pensamientos que tenemos miran únicamente al culto divino, al bien de las almas, y nada de humano tienen, que de algún modo alaguen nuestra vanidad o nuestro amor propio, podemos prudentemente juzgar que de Dios nos vienen. De otro modo, debemos desconfiar mucho.

 

PUNTO TERCERO

Prosigue la Virgen: “y para que tenga efecto mi voluntad, has de ir al Obispo de México, a quien dirás que yo te envío, y como es gusto mío; que me edifique un templo en este lugar. Le contarás bien lo que has visto y oído...”

 

Reflexión

La señal más segura de que las revelaciones o apariciones vienen de Dios es cuando a la persona que las recibe se impone la obligación de manifestarlo todo a los que tienen el lugar de Dios en la Iglesia. De aquí que en todas las revelaciones que dieron origen a algunas grandes fiestas que celebramos, constantemente se manda a los que las recibieron que den cuenta a sus directores de todo lo que les aconteció. Esta regla es de muchísima importancia, y como la piedra de toque, para averiguar si las apariciones son verdaderamente de origen divino. Pues el ángel de las tinieblas a menudo en estos casos se transfigura en ángel de luz; y nosotros, cuando algo se nos propone bajo la apariencia de bien, más pronto caemos en el engaño que no cuando se nos sugiere algo de menos bueno o manifiestamente malo. Por esta razón el apóstol San Pablo mientras nos enseña que no debemos despreciar estos favores sobrenaturales, al mismo tiempo nos inculca que debemos hacer un examen atento de ellos para abrazar lo que es bueno (1. Thess. 5. 20.) Lo mismo nos repite el apóstol San Juan, “no queráis creer a todo espíritu, más probad los espíritus si son de Dios”. (1. Jo. 4. 1). Pero esta prueba no debemos hacerla nosotros mismos, confiados en nuestro propio dictamen; pues nadie es buen juez en su propia causa, especialmente en estos casos “No nos apoyemos en nuestra prudencia, no seamos sabios en nuestra opinión”. (Prov. 3. 5). A nuestros directores, por tanto, preciso es que manifestemos clara y sencillamente lo que nos acontece. Y muy engañados andan los que, satisfechos con haber descubierto todos sus pecados, defectos, y aún las imperfecciones, nada dicen a su director acerca de las buenas obras y mortificaciones que hacen o piensan hacer.

 

ORACIONES

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Pida cada uno la gracia que desea alcanzar por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe.

 

ORACIÓN DE SAN BERNARDO

ACORDAOS, ¡oh, piadosísima Virgen María! que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro auxilio, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, yo también acudo a Vos, oh, Madre ¡Virgen de las vírgenes! y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a parecer ante vuestra presencia soberana. No despreciéis, ¡oh, Madre de Dios! mis súplicas; antes bien escuchadlas y, acogedlas benignamente, Amen.”

 

No, nunca te alejes, no faltes jamás:

si somos tus hijos, oh, Madre, piedad.

 

V. Ruega por nosotros Santa María Virgen de Guadalupe.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Oremos

¡Oh, Dios! que con habernos colocado bajo el singular patrocinio de la Santísima Virgen María nos quisiste colmar de perpetuos beneficios, te suplicamos nos concedas que, así como nos alegramos hoy de su conmemoración en la tierra, así consigamos gozar de su presencia en el cielo. Así te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

 

***

Nos cum Prole pía

Benedicat Virgo María!

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