miércoles, 6 de diciembre de 2023

7-XII. DE LA CAÍDA DEL HOMBRE. MEDITACIONES PARA EL ADVIENTO

7 DE DICIEMBRE

DE LA CAÍDA DEL HOMBRE

MEDITACIONES PARA EL ADVIENTO

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

 

7 DE DICIEMBRE

DE LA CAÍDA DEL HOMBRE

 

1. El hombre, estando lleno de honra, no lo entendió: igualose con los jumentos[1]. Verdad es de fe, que nuestros primeros padres por un solo pecado de desobediencia fueron echados del paraíso. Pondéralo. 1. En cuánta honra estaba el hombre, criado en gracia, exento de la rebeldía de las pasiones, de enfermedades y trabajos, colocado en un lugar de delicias. Conoce y alaba la liberalidad de Dios. 2. Pondera la ingratitud del hombre, que antepuso un bocado de la fruta vedada a un tan serio y fácil precepto. Compara esto con tu ingratitud y detéstala. 3. Cuál fue la pena que le siguió. Todos los trabajos, las enfermedades del cuerpo, la rebeldía de las pasiones la ceguedad del entendimiento, lo depravado de la voluntad, etc. Conoce la gravedad del pecado: detéstala, aborrécela.

 

2. Todos retrocedieron, y juntamente se hicieron inútiles[2] Considera que un sólo pecado se derivó en todos: que todos fueron despojados de la gracia, inficionados con la mancha original (exceptuando a la santísima Virgen), hechos hijos de ira y enemigos de Dios. Y ¿qué es esto? ¡Oh, que cosa tan tremenda es ser despojado de la gracia, ser de Dios aborrecido! etc. ¿Qué escondrijos podrán ocultar al pecador para que se libre de la ira de Dios? Guárdate del pecado que trasciende todas tus acciones, y las quita la vida moral, que es la espiritual del alma.

 

3. La paga del pecado es la muerte[3] así temporal como eterna, porque por el pecado entró la muerte en el mundo: por el pecado se formó el infierno. Hubieras vivido siempre feliz y para siempre bienaventurado, si no hubieras pecado. Porque pecaste, morirás una y otra muerte. Pondera los males de la primera, que se han de acabar: los de la segunda, que han de ser eternos. Conoce por aquí la gravedad del pecado. Pásmate, duélete, aborrécelo, pide perdón.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 



[1] Psalm, 48.

[2] Psalm., 13.

[3] Rom., 6.