sábado, 2 de diciembre de 2023

3-XII. DE LA GENERACIÓN ETERNA DEL VERBO. MEDITACIONES PARA EL ADVIENTO

3 DE DICIEMBRE

DE LA GENERACIÓN ETERNA DEL VERBO

 

MEDITACIONES PARA EL ADVIENTO

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

3 DE DICIEMBRE

DE LA GENERACIÓN ETERNA DEL VERBO

 

PUNTO I. - En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y Dios en el Verbo[1]. Considera que el Hijo de Dios en sí era el Verbo del Padre, consubstancial imagen suya, en quien resplandecen todas las perfecciones absolutas: eternidad, inmensidad, etc., que al Hijo las comunica el Padre: y por esto procede por la intelección con que el Padre se conoce a sí mismo, y todo lo que en sí tiene. Cree esto con firme fe: adórale, alábale, glorifícale, dale plácemes, ámale, etc. Tú también has sido criado a semejanza de Dios. ¡Qué noble! Mas ahora ¡qué desemejante a tu original! Confiésalo contundente, duélete, piensa en restaurar su imagen. Como ha sido producida la primera, así se restaura la segunda imagen de Dios, por el conocimiento del mismo Dios y actos de fe, ejercitados con frecuencia, por cuya falta principalmente caemos.

 

PUNTO II.-Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada se hizo[2]. Considera por el poder del Verbo de Dios todas las cosas fueron hechas de nada y se conservan, y sin Él la nada se volverían. Conoce con viva fe que tú y todas las cosas penden así de Dios. Ensalza y alaba su poder, convida a las criaturas y cree que ellas también a ti te convidan. Admira que tantas criaturas posibles fueron dejadas en su nada; y tú miserable pecador, fuiste sacado de ella. Reconoce cuántas cosas pudiste con Él, y cuan pocas hiciste. Humíllate al ver que sin Él nada puedes. Toma con la tuya su mano omnipotente con sola la cual lo puedes todo; y anímate a ser magnánimo en cosas arduas y difíciles.

 

PUNTO III.-Lo que se hizo en Él era vida[3]. Vuelve de las criaturas al Criador. Considera que todas cosas criadas están en Dios con modo más eminente y que en Él tienen un ser vivo y como divino. Estabas tú, pues, en el Verbo, y eras vida. Pero ¿vives acaso, y tienes en el Verbo vida divina? ¿Qué dicen tus operaciones, de quiénes se colige la vida? Hallarás por qué le des gracias, por qué alabar a Dios, por qué amarle; de qué dolerte, confundirte, abismarte, y con qué te alientes a la confianza.

 

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Joan., 1.

[2] Ibid.

[3] Ibid.