VIRTUD DEL
AGRADECIMIENTO
Me parecía que era virtud ser agradecida y dar amor a quien me quería (V
5, 4).
Como gozo cuando estoy con las personas con quienes comunico mi alma y
con los que veo que son muy siervos de Dios, con los cuales me consuelo y los
amo mucho, llegué a pensar si estaba asida a ellos. Me dijo que si un médico
cura a un enfermo en peligro de muerte, no es virtud no estarle agradecida y
amarle; que qué hubiera hecho yo sin estas pesonas; que la conversación con los
buenos no daña, pero que mis palabras fueran siempre graves y santas, y que no
dejara de hablar con ellos pues me causaban mucho provecho y no daño (V 40,
19).