¡QUE BUEN AMIGO HACÉIS, SEÑOR MÍO!
¡Cuán
cierto es que sufrís Vos a quien soporta que estéis con él! ¡Oh, qué buen amigo
hacéis, Señor mío! ¡Cómo le vais regalando y sufriendo, y esperáis a que se
haga de vuestro estilo, y mientras tanto le sufrís el suyo! ¡Tomáis en cuenta,
mi Señor, los ratos que os quiere, y con un punto de arrepentimiento olvidáis
lo que os ha ofendido!