lunes, 3 de agosto de 2015

EL ROSARIO DE HOY CON EL BEATO JUSTINO MARÍA RUSSOLILLO


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: El dos de agosto de 1955, entrega su alma a Dios el Beato Justino María Russolillo, sacerdote, párroco y fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones. Con alguno de sus pensamientos meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo... 

MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.
“Oh Divino Verbo e Hijo de Dios Padre, yo creo y te adoro, tú que eres un solo Dios con el Padre y el Espíritu Santo! Creo en ti y te adoro en el misterio de tu Encarnación en la Santísima Virgen María, Madre de Dios, por voluntad del Padre y por obra del Espíritu Santo. Espero y deseo, suspiro y anhelo con vivos deseos tu Nacimiento entre nosotros, para verte en los brazos de María, oh Jesús, para abrazarte y poseerte en mi corazón.”
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
“Dios mío, ¡cómo temo atarme en amistad con otras personas por una causa que no seas tú y con efectos que no sean una mayor unión contigo! Por ello, lo querré todo mío, para hacerlo todo lo mío tuyo.
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“Oh Divino Señor Jesús y dulzura de mi vida! ¡Tú has venido en la pobreza efectiva más dura! ¿Qué me enseña y revela con esta dura pobreza de su Navidad y de toda su vida, hasta el mismo Calvario? Tú quieres ser tú mi único tesoro, todo bien natural y sobrenatural, física y moral, material e intelectual!”
4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo
"¡Oh Divino Señor, oh dulce vida mía! El Divino Espíritu Santo y la Virgen María Inmaculada, me hacen comprender, con una luz celestial, que la purificación externa que tu deseas, la disposición interna que más te complace, es la obra de tu gracia, de manera que puedas encontrar tu complacencia en mi alma y en todos mis sentidos, en mi imaginación y sentimientos, y quedarte a vivir en mí.”
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo

“Oh mi Señor, como me deseo una humildad infinita para atraerte a mí, un pureza infinita para acogerte en mí, una caridad infinita para unirte conmigo para siempre.! Obra tú con los dones del Santo Espíritu este prodigio de santificación en mí!