martes, 4 de agosto de 2015

EL ROSARIO DE HOY CON SAN JUAN MARÍA VIANNEY


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (1859). Con algunos de sus pensamientos meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo... 
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Cuando rechazamos la cruz, nos equivocamos; porque hagamos lo que hagamos, la cruz siempre está presente y no podemos escapar de ella. ¿Qué tenemos que perder? Y, sin embargo, la mayor parte de los hombres dan la espalda a las cruces y huyen ante ellas. Cuando más corren, cuanto más la rechazan, la cruz se hace más presente, y más les golpea y les aplasta con su peso.”
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Los santos no todos han empezado bien, pero todos han sabido terminar bien. Si hemos empezado mal, procuremos terminar bien e iremos al cielo junto con ellos.”
3. La coronación de espinas
“La gente dice que es demasiado difícil alcanzar la salvación. No hay, sin embargo, nada más fácil: observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y evitar los siete pecados capitales; es decir hacer el bien y evitar el mal; ¡no hay mas que eso!”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Si el buen Dios nos envía cruces, nos hartamos, nos quejamos, murmuramos; somos tan enemigos de todo lo que nos contraría, que nos gustaría estar siempre en una caja entre algodones... cuando, en realidad, lo que necesitamos es que nos metan en una caja entre espinas. La cruz es el camino para ir al cielo. Las enfermedades, las tentaciones, las penas, son manifestaciones de esa cruz que nos lleva al cielo. Pero todo esto pasará rápido. Mirad los santos que ya están allí... el Buen Dios no nos pide el martirio del cuerpo, nos pide el martirio del corazón y de la voluntad. Nuestro Señor es nuestro modelo. Tomemos nuestra cruz y sigámosle.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“Se quiera o no, hay que sufrir. Hay quienes sufren como el buen ladrón y otros como el malo. Los dos sufrían paralelamente. Pero uno supo volver sus sufrimientos meritorios; el otros expiró en la desesperación más horrible. Hay dos maneras de sufrir: sufrir amando y sufrir sin amar. Los santos sufrían todo con paciencia, alegría y perseverancia, porque amaban. Nosotros sufriremos con cólera, pesar y cansancio, porque no amamos; si amásemos a Dios, estaríamos felices de poder sufrir por el amor de quien ha querido sufrir por nosotros.”