OH, AMOR PODEROSO DE
DIOS
¡Oh, amor poderoso de Dios, cuán
diferentes son tus efectos de los del amor del mundo! Este no quiere compañía,
porque le parece que le han de quitar algo de lo que posee; el de mi Dios, mientras
más amadores entiende que hay, más crece, y así sus gozos se mitigan viendo que
no todos gozan de aquel bien... y busca medios para buscarle compañía, y de
buena gana deja su gozo si puede conseguir que otros gocen este amor (E 2).