PARÁFRASIS DEL AVE MARÍA.
Oración de San Alfonso María de Ligorio
“Dios
te salve, María, llena eres de gracia. Tú que estás llena de gracia, concédeme
una parte de ella.
El
Señor está contigo. Él ha estado siempre contigo, desde el primer instante de
tu existencia, pero, desde que es tu hijo, está más estrechamente unido a ti.
Bendita
tú eres entre todas las mujeres. Oh, mujer bendita entre todas las mujeres,
obtén también para nosotros las divinas bendiciones.
Y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. ¡Oh, bienaventurada planta, que has
dado al mundo un fruto tan noble y tan santo!
¡Santa
María Madre de Dios!
Oh,
María, reconozco en ti, a la verdadera Madre de Dios, y doy testimonio de esta
verdad, estoy dispuesto a dar mi vida mil veces.
Ruega
por nosotros pecadores. Porque si tú eres la Madre de Dios, tú eres también la
Madre de nuestra Salvación, nuestra Madre, pobres pecadores, ya que Dios se ha
hecho Hombre para salvar a los pecadores; y él te ha hecho su Madre, con el fin
de que tus oraciones puedan salvar no importa qué pecador.
Ahora
y en la hora de nuestra muerte. Intercede siempre: intercede ahora que estamos
expuestos, durante nuestra vida, a tantas tentaciones y a tantos peligros de
perder a Dios.
Pero
intercede por nosotros, sobre todo, en la hora de nuestra muerte, cuando nos
llegue el momento de abandonar este mundo y de comparecer delante del tribunal
de Dios, con el fin de que, salvados por los méritos de Jesucristo y por tu
intercesión, podamos un día, sin temor a perdernos, ir a saludarte y a
alabarte, a ti y a tu hijo divino, en el cielo, por toda la eternidad.
Amén”.