MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA.
22 de junio
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
En el V centenario del nacimiento de
Santa Teresa de Jesús, contemplemos el Corazón de Cristo, su amor constante
hacia nosotros, y ofrezcámosle nuestro corazón con vivos deseos de hacer su
voluntad. Con las mismas palabras de la Santa decimos:
Vuestra
soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra
soy, pues me criasteis, vuestra, pues me
redimisteis,
vuestra,
pues que me sufristeis, vuestra pues que
me llamasteis,
vuestra
porque me esperasteis, vuestra, pues no me perdí:
¿qué
mandáis hacer de mí?
Veis
aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra
palma,
mi
cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición;
dulce
Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí. Amén.
REFLEXIÓN
PARA VOS NACÍ, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?
El Señor nos manda: Rezar por los vivos y por los difuntos,
y darles digna sepultura.
Jesús con su propia vida y sus
enseñanzas nos ha mostrado la importancia de la oración. Cuando rezamos
elevamos nuestra alma a Dios y le pedimos todo aquello que necesitamos. La
oración es el trato de amistad con Aquel que sabemos que nos ama –enseña Santa
Teresa.
El amor verdadero a nuestros hermanos,
nos lleva a tenerlos presentes en nuestras oración y que pidamos por ellos y
sus necesidades. La oración del cristiano ha de ser universal: pedir y rezar
por todos, incluso por los enemigos y los que nos han hecho daño.
Entre las intenciones que hemos de
tener siempre presentes es pedir por el eterno descanso de aquellos que
murieron. Nuestro amor por ellos ha de manifestarse en la oración de sufragio
por su eterno descanso. La mejor oración que podemos aplicar por ellos es la
Santa Misa.
El cuerpo, santificado por el don del
Espíritu Santo que habita en nosotros, merece todo respeto incluso después de
la muerte. Los cristianos siempre han enterrado dignamente los cuerpos de sus
hermanos. Los cementerios son “campos santos” – “dormitorios” donde nuestros
hermanos espera la resurrección final.
Pidamos la gracia de ser hombres y
mujeres de oración.
Hagamos un acto de reparación por
aquellos cristianos que no rezan, por aquellos que se olvidan de sus difuntos,
por aquellos que profanan los cementerios o no guardan el debido respeto en
ellos. También pidamos perdón por aquellos cristianos que, faltando a las
normas de la Iglesia, no dan sepultura a las
cenizas de sus seres queridos, arrojándolas en lugares impropios.
LETANÍAS FINALES AL CORAZÓN DE JESÚS