Homilía de
maitines
1 de mayo
San José Obrero,
Esposo de la Santísima Virgen
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de san Alberto Magno, obispo
El sábado entró
en la sinagoga, donde se había reunido todos con la intención de escucharle. Y
en la sinagoga, los ojos de todos estaban fijos en él. Unos lo hicieron por
devoción, otros por curiosidad, y otros observándolo para cogerlo en alguna
palabra. Y decía los escribas y los fariseos al pueblo, que ya había concebido
la fe y la devoción: ¿No es éste el hijo de José? Su desprecio es manifiesto
por no dignarse a llamarle por su nombre. Hijo de José: este evangelista dice
menos que lo que por Mateo y por Marcos se hará más manifiesto. ¿No es éste el
hijo del carpintero? ¿No es éste el
carpintero, hijo de María? Todas estas cosas son dichas despectivamente.
Se dice de José
que fue carpintero, buscando el sustento con el arte y el trabajo de sus manos,
y no comiendo el pan en el ocio y los placeres, como los escribas y fariseos
hacían. Lo mismo María busco el sustento con el trabajo de tejer y la destreza
de sus manos. Y este es el sentido de sus palabras: Éste, despreciable y pobre
de nacimiento, no puede ser el Cristo Señor, ungido por Dios. Y no creyeron en
él por considerarlo paisano y de baja condición.
Trabajador fue
también el Señor: por lo que el profeta dijo de él: “Tú has hecho la aurora
y el sol. El mismo modo despectivo está
en el libro de los reyes, cuando dijeron de Saúl al ser promovido al Reino:
¿Qué le pasa al hijo de Cis? ¿Por ventura también Saúl está entre los profetas?
Pequeña expresión que conlleva un gran desprecio. Por lo que el Señor dijo: En
verdad os digo que ningún profeta es recibido en su patria. Se llama así mismo
profeta. Y lo es porque conoce todas las cosas por su divinidad, no porque
reciba revelación de inspiración. Llama patria suya al lugar de su concepción y
crianza. Y no es aceptado por sus convecinos, que incitaban a la envida hacia
él.