domingo, 23 de noviembre de 2014

EVANGELIO DEL DOMINGO: VERÁN VENIR AL HIJO DEL HOMBRE


ULTIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis puesto en el lugar sagrado el ídolo execrable, que anunció el profeta Daniel; entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; el que esté en la terraza, que no baje a coger sus cosas; el que esté en el campo, que no vuelva a coger la capa. Ay de las que estén en­cinta o criando en aquellos días! Orad para que vuestra huida no caiga en invierno o en sábado. Porque habrá entonces una angustia tan grande, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si no se acortasen aquellos días, no quedará nadie vivo. Pero por los elegidos se acortarán aquellos días. Si alguno os dice entonces: "Mira, el Mesías esta aquí, está ahí", no lo creáis. Porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán grandes signos y prodigios, capaces de en­gañar (si fuera posible) a los mismos elegidos. Mirad que os he prevenido. Si os dicen: "Mira, está en el desierto", no vayáis; "Mira, está en la despensa", no lo creáis. Porque, como un relámpago que sale de levante y brilla hasta el poniente, así será la Parusía del Hijo del Hombre. Donde está el cadáver se reunirán los buitres. Y en seguida, después de la angustia de aquellos días, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán. Y en aquel momento aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo, con gran poder y majestad. Él enviará a sus ángeles con una trompeta atronadora, para que reúnan a sus elegidos de los cuatro vientos, de un extremo a otro del cielo. Aprended el ejemplo de la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, sabéis que la primavera está cerca. Lo mismo vosotros: cuando veáis todo esto, sabed que ya está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes de que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
Mt 24, 15-35.