EL
JUICIO FINAL
¿Por ventura permanecerá nuestra maldad contra él? No, que se acaba la vida del hombre como la flor del heno, y ha de venir el Hijo de la Virgen a dar aquella terrible sentencia. ¡Oh, poderoso Dios mío!, pues aunque no queramos, nos habéis de juzgar, ¿por qué no miramos lo que nos importa teneros contento para aquella hora? Mas, ¿quién, quién no querrá Juez tan justo? Bienaventurados los que en aquel temeroso momento se alegren con Vos, ¡oh, Dios y Señor mío! (E 3).