Santo Rosario.
Por la
señal...
Monición inicial: En Parma, de
Italia, San Guido María Conforti, obispo y buen pastor, siempre en vela por la
defensa de la Iglesia y de la fe de su pueblo, el cual, movido por el anhelo de
la evangelización de los pueblos, fundó la Pía Sociedad de San Francisco Javier
(1931). Con algunos pensamientos meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor.
“no debemos olvidar que lo que salva
no es el sentimiento de estéril admiración, sino la imitación de lo que Él ha
hecho, por lo que sus ejemplos y preceptos deben ser para nosotros
enseñanza. Debemos por tanto triunfar en
nosotros mismos del pecado, de las pasiones desordenadas, de las malas costumbres, si queremos un día resurgir
gloriosamente con Cristo. Ardua es la empresa, pero el Maestro Divino nos ha revelado el secreto de
la victoria, cuando nos ha enseñado a pedir a su Padre celeste la gracia de este triunfo con
aquellas palabras con las que al mismo tiempo se clausura y son el epílogo de la oración dominical: Líbranos, oh
Señor, del mal.”
2.- La Ascensión del Señor
“Es verdad que antes de conseguir este
reino debemos pagar el tributo de la fragilidad humana y dejar esta baja
tierra, pero para el que cree, la muerte nunca debe aterrorizar debiendo ser el
puente de pasaje del tiempo a la eternidad, de las penas de la vida caduca a
los gozos de una vida interminable.”
3.- La Venida del Espíritu Santo sobre
los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“La caridad cura y purifica nuestras
almas de sus manchas y sirve como escalera para subir hacia Dios.”
4.- La Asunción de María Santísima a los
Cielos
“Dolor y muerte son consecuencias del
pecado y en las manos de Dios se convierten en fuente de gozo y vida.”
5.- La Coronación De La Virgen Como
Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“Amado sobre todas las cosas, Dios
comunica al justo, cuanto un ser finito es capaz de contener, la inmensidad de su bondad y le hace derramar
después sobre los otros todo el bien que le dona. De donde es legítima consecuencia la caridad hacia los
hermanos, parientes y extranjeros, amigos y enemigos, justos y pecadores que abraza con el mismo
deseo de bien.”