ALEGRARNOS
DE LOS QUE MUEREN CONOCIENDO A DIOS
Todo se ha de acabar tan presto que, si tuviésemos la razón
despierta y con luz, no sería posible sentir tristeza por los que mueren
conociendo a Dios, sino alegrarnos de su bien
(Cta 223, 3
a Dª María
de Mendoza en la muerte de su sobrina).