LA CEGUEDAD
DE LA RAZÓN
¡Oh, mi Dios y
mi verdadera fortaleza!; ¿qué es esto, Señor, que para todo somos cobardes,
menos para ir contra Vos? Aquí se emplean todas las fuerzas de los hijos de
Adán, Y si la razón no estuviera tan ciega, no bastaría la de todos juntos para
atreverse a tomar armas contra su Creador y sostener guerra contínua contra
quien los puede hundir en los abismos en un momento; pero como está ciega,
quedan como locos que buscan la muerte, porque en su imaginación les parece que
con ella ganan la vida; en fin, como gente sin razón, ¿qué podemos hacer, Dios
mío, a los que están con esta enfermedad de locura? Dicen que el mismo mal les
hace tener grandes fuerzas; así son los que se apartan de mi Dios, gente
enferma, que toda su furia la dirigen contra Vos, que les hacéis más bien.