ALABAD
A MARÍA PUES SOIS SUS HIJOS
Mas bien sabe Su Majestad que sólo puedo
presumir de su misericordia; y ya que no puedo dejar de ser la que he sido, no
tengo otro remedio sino llegarme a ella y confiar en los méritos de su Hijo y
de la Virgen, Madre suya, cuyo hábito indignamente traigo y traéis
vosotras.
Alabadle, hijas, que lo
sois verdaderamente de esta Señora, y así no tendréis por qué afrentaros de que
yo sea ruín. Pues tenéis tan buena madre, imitadla y considerad qué tal debe de
ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona, pues no han
bastado mis pecados y ser la que soy, para deslustrar en nada esta sagrada
Orden (III M 1, 3).