DIOS NO SE FIJA EN
MENUDENCIAS
No es nada delicado mi Dios, no se fija en menudencias. Así
es como tendrá algo que agradeceros; eso es dar algo. Lo demás, bueno es para
quien no es generoso, sino tan mezquino, que no tiene corazón para dar. No es
nada minucioso para tomarnos cuentas, sino generoso; por grande que sea la deuda,
no le cuesta perdonarla. Para pagarnos es tan mirado, que no tengáis miedo de
que un alzar de ojos acordándonos de El, deje sin premio (C 23, 3).
***
¡Oh,
Dios de mi alma,
qué
prisa nos damos a ofenderos
y
cómo os la dais Vos mayor a perdonarnos!
¿Qué
causa hay, Señor, para tan desatinado atrevimiento?
¿Será
por haber entendido ya vuestra gran misericordia,
y
olvidarnos de que es justa vuestra justicia?
"Cércaronme
los dolores de la muerte".
¡Oh,
oh, oh, qué grave cosa es el pecado,
que
bastó para matar a Dios con tantos dolores!