LA MUERTE PARA EL QUE SIRVE A DIOS
Me quedó también
poco miedo de la muerte a la que yo siempre temía mucho; ahora me parece cosa
facilísima para quien sirve a Dios, porque en un instante se ve el alma libre
de esta cárcel y puesta en descanso. Este llevarme Dios el espíritu y enseñarle
cosas tan excelentes en estos arrobamientos, me parece muy semejante a cuando
sale el alma del cuerpo, pues en un momento se ve introducida en todo este
bien; dejemos aparte los dolores de cuando es arrancada el alma a los que hay
que dar poca importancia; y los que aman a Dios de veras y han dejado las cosas
de esta vida, más suavemente deben de morir (V 38, 5).