jueves, 19 de mayo de 2022

MÁS PRINCIPALMENTE MERECEMOS POR LA CARIDAD QUE POR LAS OTRAS VIRTUDES. SANTO TOMÁS DE AQUINO

 


Jueves de la cuarta semana de Pascua

MÁS PRINCIPALMENTE MERECEMOS POR LA CARIDAD QUE POR LAS OTRAS VIRTUDES

SANTO TOMÁS DE AQUINO

 

I. Si alguno me ama, será amado de mi Padre, y yo le amare, y me manifestaré a él (Jn 14, 21). Es así que la vida eterna consiste en la visión manifiesta de Dios, según aquello: Ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti solo Dios verdadero (Jn 17, 3). Luego el mérito de la vida eterna reside principalmente en la caridad. 1. El acto humano merece por dos razones:

1º, por razón de la ordenación divina, según la cual se dice ser el acto meritorio de aquel bien, al cual el hombre es ordenado por Dios;

2º, por parte del libre albedrío, según el cual el hombre tiene sobre las demás criaturas la preferencia de obrar por sí mismo y voluntariamente. En ambos conceptos lo principal del mérito consiste en la caridad; porque debe considerarse que la vida eterna consiste en el goce de Dios, y el movimiento del alma humana hacia la fruición del bien divino es el acto propio de la caridad, por el que todos los actos de las otras virtudes se enderezan a ese fin, ya que las demás virtudes son regidas por la caridad. Por consiguiente el mérito de la vida eterna corresponde primariamente a la caridad, y secundariamente a las demás virtudes, puesto que los actos de éstas son regidos por la caridad. Es evidente también que lo que hacemos por amor, lo hacemos con la mayor voluntariedad, y por lo tanto .también se atribuye el mérito principalmente a la caridad, por cuanto para la razón de mérito se requiere que sea voluntaria.

 

II. No siempre una obra posee mayor mérito por ser más laboriosa y difícil. De dos maneras una obra puede ser laboriosa y difícil:

1º, por la grandeza de la obra; y así la grandeza del trabajo pertenece al aumento del mérito, porque la caridad, aunque convierte las cosas terribles y violentas en fáciles y casi nulas, no disminuye el trabajo, antes bien, hace acometer mayores empresas; pues, como dice San Gregorio36, cuando existe, obra grandes cosas;

2º, por defecto del agente mismo, porque a cada cual es penoso y difícil lo que no hace con pronta voluntad; y tal trabajo disminuye el mérito y es anulado por la caridad. En gran manera son meritorios los actos de la fe y de la paciencia o fortaleza, como se ve en los mártires, que pelearon por la fe con paciencia y fortaleza hasta la muerte. Mas el acto de fe no es meritorio, si la fe no obra por amor, y del mismo modo el acto de la paciencia y de la fortaleza, si uno no los ejecuta por caridad, según aquello: Si entregare mi cuerpo para ser quemado, y no tuviere caridad, nada me aprovecha (1 Cor 13, 3). (1ª 2ae, q. CXIV, a. 4)