domingo, 8 de mayo de 2022

POR QUE SE ADMINISTRA EN LA FRENTE EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN. Santo Tomás de Aquino

 


III Domingo de Pascua

POR QUE SE ADMINISTRA EN LA FRENTE EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

Santo Tomás de Aquino

 

En este sacramento recibe el hombre al Espíritu Santo para fortificarse en la lucha espiritual, a fin de confesar varonilmente la fe de Cristo entre los adversarios de dicha fe. Y así, es signado convenientemente con el crisma en la frente y la señal de la cruz, por dos razones:

1º) Porque el crisma se administra, ciertamente, con la señal de la Cruz, por la cual triunfó nuestro rey, como el soldado es señalado con la insignia de su capitán, la cual debe ser evidente y manifiesta. Entre todas las partes del cuerpo humano, la frente es la más visible, y generalmente, no se cubre nunca; por esto el confirmado es ungido en la frente con el crisma, para que manifieste con claridad que es cristiano, como también los Apóstoles, después de recibido el Espíritu Santo, salieron del cenáculo donde estaban ocultos y se manifestaron a todo el mundo.

2º) Porque alguno es impedido de confesar libremente el nombre de Cristo por temor y por vergüenza. Las señales de estos dos signos se manifiestan sobre todo en la frente por dos causas: por la proximidad de la imaginación, y porque el movimiento de los afectos sube directamente del corazón a la frente; por eso los que se avergüenzan enrojecen y los que temen palidecen. Por lo tanto se unge al cristiano con el crisma en la frente para que ni por temor ni por vergüenza deje de confesar el nombre de Cristo.

El principio de la fortaleza está en el corazón, pero la señal aparece en la frente, por lo cual se dice: He aquí que yo he hecho… tu frente más dura que la frente de ellos (Ez 3, 8). Por eso el sacramento de la Eucaristía, por el cual el hombre es confirmado en sí mismo, pertenece al corazón, según aquello: Con el pan corrobore su corazón (Sal 103, 15); pero el sacramento,: de la confirmación se requiere como señal de fortaleza, respecto a otros, y por lo tanto, se da en la frente. (3ª, q. LXXII, a. 9)