lunes, 2 de mayo de 2022

2 de mayo. San Atanasio, obispo, confesor y doctor de la Iglesia

2 de mayo

San Atanasio, obispo, confesor y doctor de la Iglesia

Atanasio, alejandrino, defensor acérrimo de la verdad católica, fue ordenado diácono por Alejandro, obispo de esta ciudad, al cual sucedió en el episcopado. Ya antes le había acompañado en el concilio de Nicea, donde atacó la impiedad de Arrio, atrayéndose el odio de sus partidarios, quienes desde entonces no cesaron de ponerle asechanzas. En un concilio en Tira, compuesto en gran parte de obispos arrianos, sobornaron a una mujerzuela para que acusara a Atanasio de haberla violado, abusando de su hospitalidad. Atanasio fue presentado, junto con el presbítero Timoteo, el cual fingiendo que él era Atanasio, dijo a la mujer: “¿Acaso soy yo quien me hospedé en tu casa? ¿Yo te violé?” A lo cual ella con gran insolencia, respondió: “Tú me forzaste”; afirmaba esto con juramento, invocaba la autoridad de los jueces para que vengaran tal crimen. Pero descubierto el engaño, fue confundida la impudencia de la mujer.

Los arrianos también acusaban a Atanasio de dar muerte al obispo Arsenio, al cual guardaban oculto; como prueba presentaron a los jueces la mano de un difunto, afirmando que Atanasio, para usar artes mágicas la había cortado a Arsenio; mas éste pudo escapar de su prisión, y presentándose ante todo el concilio, manifestó el nefando crimen de los enemigos de Atanasio. Y como también esta defensa la atribuyeran los arrianos a las artes ocultas de Atanasio, no cesaron de maquinar contra su vida. Condenado al destierro, fue relegado a Tréveris en la Galia. Después, en tiempo de Constancio, favorecedor de los arrianos, se levantaron contra él increíbles contrariedades, sufrió terribles pruebas y recorrió muchos países, siendo arrojado varias veces de su iglesia y restablecido otras tantas en la misma por el Papa Julio y el emperador Constante, hermano de Constancio, así como por los concilios de Sárdica y de Jerusalén, teniendo siempre a los arrianos por enemigos. Para librarse de su persecución y salvar su vida, se ocultó 5 años en una cisterna seca, que sólo conocía un amigo suyo que le procuraba lo necesario para su sustento.

Muerto Constancio, Juliano el Apóstata, su sucesor, permitió que los obispos desterrados volviesen a sus iglesias, y Atanasio fue recibido en Alejandría con honores. Pero al poco, por obra de los mismos arrianos fue perseguido por Juliano, y se vio obligado de nuevo a huir. Y como los satélites del emperador le buscasen para darle la muerte, ganando con la barca en la que huía, la parte opuesta del río, se presentó a los que le perseguían, y al preguntarle si Atanasio estaba muy lejos, respondió que estaba allí cerca. Así pudo huir de sus perseguidores, y volviendo a Alejandría, permaneció oculto hasta la muerte de Juliano. Poco después, levantándose contra él otra persecución en Alejandría, se ocultó cuatro meses en el sepulcro de su padre. Finalmente, salvado por la protección divina de tantos y tan grandes peligros, murió en Alejandría en su propio lecho, en tiempo de Valente. En vida y en muerte resplandeció por sus grandes milagros. Escribió muchos libros llenos de piedad y de ciencia para ilustrar la fe católica, gobernando santamente la Iglesia de Alejandría por espacio de 46 años en medio de las más grandes vicisitudes.

 

Oremos.

Escucha, Señor, nuestras súplicas en la solemnidad de San Atanasio, obispo; y, por los méritos de este servidor fiel, concédenos el perdón de todos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.


OH VIRGEN, TU GLORIA SUPERA TODAS LAS COSAS CREADAS. Oración de San Atanasio de Alejandría