LA PALABRA Y EL SILENCIO
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios sólo puede ser pronunciada y oída en el silencio,
exterior e interior. Nuestro tiempo no favorece el recogimiento, y se tiene a
veces la impresión de que hay casi temor de alejarse de los instrumentos de
comunicación de masa, aunque solo sea por un momento. Por eso se ha de educar
al Pueblo de Dios en el valor del silencio. Redescubrir el puesto central de la
Palabra de Dios en la vida de la Iglesia quiere decir también redescubrir el
sentido del recogimiento y del sosiego interior. La gran tradición patrística
nos enseña que los misterios de Cristo están unidos al
silencio y sólo en él la Palabra puede encontrar morada en nosotros, como
ocurrió en María, mujer de la Palabra y del silencio inseparablemente. Nuestras
liturgias han de facilitar esta escucha auténtica: Verbo crescente, verba
deficiunt.
Cfr.
Verbum Domini, 65