AL
FIN MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ.
EL
CORAZÓN INMACULADO DE NUESTRA MADRE
Este
primer sábado de mes del año 2017 tiene que tener paran nosotros un carácter
especial por cumplirse en este año el centenario de las Apariciones de Nuestra
Señora la Virgen en Fátima: donde la Providencia divina tuvo a bien revelar al
mundo por medios de tres niños el misterio del Inmaculado Corazón de María.
Misterio
del corazón de María que encontramos ya en el Evangelio y que en estas
apariciones Dios quiere que le demos su justo puesto. Pues el Corazón
Inmaculado de María que nos da a conocer en Fátima es el mismo Corazón que
lleno de Dios se apresura a auxiliar a su prima necesitada y exulta de gozo en
el Magnificat, es el mismo corazón que guarda y medita los acontecimientos
extraordinarios del nacimiento y de la infancia de Jesús, es el mismo corazón
que sin comprender la respuesta del Niño Jesús se hace caja de secretos de los
misterios de Dios, es el mismo corazón que en Caná se mueve a compasión hacia
aquellos novios que no tienen vino, ese mismo Corazón que durante los tres años
de vida pública de Jesús late al unísono con el de su Hijo, ese mismo corazón
que es traspasado cruel y ferozmente por la espada de dolor en el Calvario al ver
a su Hijo muerto, es ese mismo Corazón que rebosante de alegría goza ante la
resurrección de su Hijo; y este corazón de la Virgen es el mismo que lleno de
esperanza aúna a los discípulos de su Hijo en el cenáculo para implorar el don
del Espíritu Santo…
En
el momento de las apariciones, estas crearon una gran expectación en la
sociedad de la época: no sólo de la gente sencilla y popular, sino también
entre las autoridades eclesiásticas, los políticos comarcales y regionales, los
medios de comunicación… Pensemos que en la última aparición que tiene lugar el
13 de octubre de 1917, en aquel campo, explanada actual del santuario de
Fátima, había miles de personas: de treinta a cuarenta mil personas… según la
crónica de los periódicos de la época, nada proclives al mundo de lo religioso…
Son
muchas las personas que han escuchado hablar de estas apariciones, son muchas
las personas que han peregrinado y peregrinarán durante este año a aquel
santuario, son muchos que se quedan admirados ante los fenómenos “más
llamativos” de estos acontecimientos…. pero si en definitiva no descubren al
Corazón Inmaculado de María no entenderán nada.
Recordemos
cuatro puntos fundamentales de esta revelación de Dios acerca del Inmaculado
Corazón de María y que han de ser para nosotros fundamentales si queremos
conocer y hacer la voluntad de Dios.
- · Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón para salvar a los pecadores. En la aparición del 13 de julio de 1917, la Virgen muestra en visión a los tres niños el infierno. Y les dice: “Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvar a los pecadores que Dios quiere establecer en el mundo la Devoción a Mi Inmaculado Corazón.” El Inmaculado Corazón de María es la expresión y el medio que Dios ofrece para salvar a los pecadores, pues “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad.” Él ha querido entregar a su Madre el poder de salvación. Por ello, para la Iglesia y para nosotros se hace imperioso atraer las almas hacia la Virgen… de todas las formas y modos, hemos de ingeniárnoslas para que todos conozcan y amen más a la Virgen y acudan a ella. Esta es la nueva Evangelización a la que estamos llamados. Hemos de traer a todos a los pies de nuestra Señora, primer virtualmente rezando y ofreciendo sacrificios por ellos; pero también físicamente ante su altar, para que dirigiendo su mirada hacia aquella cuyos ojos son misericordiosos exclamen: Sálvame, María. Sálvame, Madre.
- · Dios quiere conceder la paz al mundo y las gracias a través de este mismo Corazón. Estas son las palabras de la beata Jacinta a su prima Lucía poco antes de morir con tan solo 9 años: “Ya falta poco para irme al cielo. Tú quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando vayas a decirlo, no te escondas. Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María. Que las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Inmaculado Corazón de María, que pidan la paz al Inmaculado Corazón, que Dios la confió a Ella. Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la luz que tengo aquí dentro en el pecho, que me está abrazando y me hace gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María." Dios concede las gracias a través del Inmaculado Corazón de María. Nos concedió al que es el mismo autor de la gracia, Jesucristo Nuestro Señor, y nos concede todos los bienes espirituales y materiales a través de ella. Ella es la Madre de la Familia de Dios y por tanto es la Administradora, la que distribuye a cada uno lo que necesita, la que sabe y conoce como es cada uno de sus hijos… Ella es la Medianera de todas las gracias y, por ello, a ella debemos recurrir.
- · Dios quiere que reparemos el Corazón Inmaculado de María herido por los pecados de los hombres. El niño Jesús, 8 años más tarde, en la ciudad de Pontevedra le dirá a Sor Lucía: “Ten compasión de Corazón de Tu Santísima Madre, que está rodeado con las espinas que los hombres ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas.” Un corazón herido al que debemos reparar con nuestro amor y nuestra verdadera devoción. Un corazón que sufre ante la frialdad y frivolidad del hombre moderno. Un corazón que nos ama y que solo podemos reparar amando.
- · Dios quiere que el Corazón de su Madre sea un refugio para las almas que buscan agradarle y el camino fácil, corto y seguro para llegar a él. Estas son las palabras de la Virgen a la niña Lucía cuando le anuncia su misión de ser apóstol de su Corazón: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.” Sí, el corazón de María es el refugio ante las tempestades de las pasiones que se levantan en nuestra alma, ante las tempestades de los sufrimientos y golpes de la vida, el refugio ante el dolor de la enfermedad y de la soledad, el refugio seguro donde hallaremos paz, donde hallaremos descanso en nuestras fatigas.
“Al
fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.” Son las palabras de la Virgen después de
confiarles el tercer secreto a los niños de Fátima: sufrimientos y calamidades
en el mundo, turbación y confusión en la Iglesia, sufrimiento y persecución del
Papa y de los cristianos… pero al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
A
la luz de los acontecimientos de la navidad, hemos de comprender este triunfo
del Corazón de María que no vendrá con aparatosidad y magnificencia… sino
mediante su reinado en las almas sencillas, “en medio del silencio”. Aquellos
que sepan acoger a María como Madre y se consagran a su Inmaculado Corazón
formarán el ejército de almas de las que ella se servirá para extender su
reinado y preparar la venida definitiva de su Hijo. Sintiéndonos dichosos por
haber sido escogidos entre ellos, “amémosla y hagámosla amar” –como decía el
Padre Pío.