martes, 3 de mayo de 2016

DIOS NOS HA CREADO PARA VIVIR JUNTOS Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 149-151)

DIOS NOS HA CREADO PARA VIVIR JUNTOS
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 149-151)
El hombre es un ser social porque así la ha querido Dios que lo ha creado. Que hermosamente está expresado en el relato del Génesis cuando Adán, a pesar de estar rodeado de todas las maravillas de la creación, se siente sólo, hasta que Dios crea a la mujer: un tú con el que relacionarse.
El hombre creado a imagen y semejanza de Dios, y constituido en el universo visible para vivir en sociedad y dominar la tierra, está llamado desde el comienzo a la vida social: «Dios no ha creado al hombre como un “ser solitario”, sino que lo ha querido como “ser social”. La vida social no es, por tanto, exterior al hombre, el cual no puede crecer y realizar su vocación si no es en relación con los otros ».
Por la soberbia y el egoísmo, consecuencias del pecado original, el hombre descubre en sí mismo gérmenes de insociabilidad, de cerrazón individualista y de vejación del otro. Esto ha de superarse, buscando el bien para sí y para los demás uniéndose en sociedad en la búsqueda del bien común.
Dentro de esta sociabilidad del hombre, hay algunas  sociedades, como la familia, la comunidad civil y la comunidad religiosa, que corresponden más inmediatamente a la íntima naturaleza del hombre y por tanto indispensables para su desarrollo personal, y  otras  que son más arbitrarias pero no por ello menos importantes.
Toda asociación ayuda a desarrollar las propias cualidades en beneficio de los otros, en particular, su sentido de iniciativa y de responsabilidad; y es también una forma de  proteger los propios derechos.
Tristemente, hoy vemos como el hombre está enfermo, por el miedo que tiene a comprometerse y asociarse, a ser responsable, a mantener su palabra. Y, en cambio, su necesidad de relacionarse sigue viva y busca forma de socialización “peligrosas” como las redes sociales donde todo es más “impersonal”. Sin despreciar estos medios actuales, es necesario hacer un esfuerzo por nuestra parte y en cuánto a la educación de los niños y de los jóvenes, para fomentar la socialización “real” con las personas de nuestro entorno. También es importante corregir la conciencia individualista y reavivar la conciencia de la necesidad de compromiso.