miércoles, 4 de mayo de 2016

DIOS CONFIERE A LA NATURALEZA HUMANA DERECHOS UNIVESALES Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 152-154)


DIOS CONFIERE A LA NATURALEZA HUMANA DERECHOS UNIVESALES
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 152-154)
El 10 de diciembre de 1948 es la fecha en que las Naciones Unidas hacen la proclamación Universal de los Derechos del Hombre, un acontecimiento importante en la historia de la humanidad, sobre todo al contemplar los acontecimientos terribles que le precedieron: la primera y la segunda guerra mundial.
La Iglesia ve positiva esta declaración en cuánto que defiende la dignidad humana  dada por Dios Creador a sus criaturas.
Y es en cuanto criatura de Dios donde el hombre encuentra la raíz de los derechos fundamentales: Dignidad humana, otorgada por Dios y después herida profundamente por el pecado, y que fue asumida y redimida por Jesucristo mediante su encarnación, muerte y resurrección.
Los derechos no nacen de la mera voluntad de los seres humanos, del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador.
Estos derechos son universales, inviolables e inalienables: universales, porque están presentes en todos los seres humanos, sin excepción alguna de tiempo, de lugar o de sujeto; inviolables, en cuanto que su incumplimiento es un atentado contra el hombre; e inalienables, porque nadie puede privar legítimamente de estos derechos a uno sólo de sus semejantes, sea quien sea.
Los derechos del hombre han de ser proclamados, defendidos y respetados en su conjunto, porque buscan la promoción de cada uno de los aspectos del bien de la persona y de la sociedad... Aquello que decimos sobre la negación de un artículo de la fe, que también rechaza los otros; así también lo podemos decir de los derechos humanos. Es triste comprobar como la misma sociedad que los proclama, atenta contra ellos con leyes y mentalidad antinaturales y anti-vida (Aborto y Eutanasia).
Para nosotros, cristianos, Dios es el origen de estos derechos; y si se niega a Dios se negarán también en consecuencia los derechos de las personas.