domingo, 26 de mayo de 2024

Día 27. MARÍA, NUESTRA FORTALEZA. VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

 


Día 27

MARÍA, NUESTRA FORTALEZA.

 

VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO

CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

 

INVOCACIONES INICIALES  A LA VIRGEN MARÍA

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, saludemos a la Virgen María con el saludo del Arcángel San Gabriel, sabiendo que al alabar a la Virgen, glorificamos a la Santísima Trinidad:

 

1.-Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

2.-Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

3.-Dios te Salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames, nuestros dones y carismas para que los perfecciones y todas nuestras necesidades para que las remedies, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

4.-Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

[Después se lee lo propio para cada día del mes, y se termina con la siguiente oración]

Día 27

MARÍA, NUESTRA FORTALEZA.

Es María aquella torre de David, de la cual dice el Espíritu Santo en el Cantar de los Cantares, que está edificada con baluartes y tiene mil defensas y armas para socorro de los que a ella acuden. Tú eres, Virgen María, la defensa fortísima de cuántos se hallan en el combate. ¡Qué asaltos me dan continuamente mis enemigos para privarme de la gracia de Dios y de tu protección, Madre mía amabilísima! Pero tú eres mi fortaleza y no te desdeñas, según decía san Efrén, de combatir por los que en ti confían. Defiéndeme y lucha por mí, que en ti deposito toda mi confianza.

 

Oración de san Alfonso María

¡Oh Madre santísima! ¿Cómo es posible que teniendo una Madre tan santa sea yo tan pecador?, ¿una Madre abrasada en el amor divino, y ame yo tan locamente a las criaturas?, ¿una Madre riquísima en virtudes, y me vea yo tan pobre y desnudo de todas ellas?

Verdaderamente, Señora, no soy digno de llamarme hijo vuestro, y así me tendré por feliz en que siquiera me contéis como el menor de vuestros esclavos, que por sólo ese título renunciaría gustoso todos los reinos de la tierra.

No me privéis de la dicha de poder, a lo menos, deciros Madre. Este nombre dulcísimo me llena de tanta confianza, que, aunque, por otra parte, me aterran mis pecados y el rigor de la divina justicia, me conforta y alienta el pensar que sois Madre mía.

Permitidme, pues, que os llame Madre, y Madre amabilísima. Así quiero llamaros, y así os llamaré siempre. Después de Dios habéis de ser toda mi esperanza, refugio y amor, mientras viva en este valle de lágrimas, y cuando llegue la hora de mi muerte, pondré mi alma en vuestras manos benditísimas, diciendo con toda seguridad: Madre mía.

Madre mía, vuestro soy; amparadme y tened misericordia de mí. Amén.

 

Jaculatoria: María, vuestro hermoso nombre es la defensa mía.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR LA VISITA DIARIA

¡Inmaculada Virgen y Madre mía santísima! A ti, que eres la “Madre de mi Señor”, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza y el refugio de los pecadores, acudo en este día yo que soy el más necesitado de todos.

Te alabo, Madre de Dios y te agradezco todas las gracias que hasta ahora me has hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.

Te amo, Señora y Madre mía, y por el amor que te tengo te prometo servirte siempre y hacer todo lo posible para que seas también amada de los demás. En ti pongo mi esperanza y mi eterna salvación.

Madre de misericordia, acéptame por tu hijo y acógeme bajo tu manto, y ya que eres tan poderosa ante Dios, líbrame de las tentaciones y dame fuerza para vencerlas hasta la muerte. Te pido el verdadero amor a Jesucristo. De ti espero la gracia de una buena muerte.

Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego que siempre me ayudes, pero mucho más en el último momento de mi vida. No me desampares mientras no me veas a tu lado en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad. Amén.


[Se puede terminar con alguna oración popular a la Virgen como la Salve, Oh Señora mía, Bendita sea tu pureza, etc, o un canto apropiado.]

CONSAGRACIÓN FINAL A LA VIRGEN

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen Sagrada María

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía. Amén

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María purísima, sin pecado concebida.